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¿Una contracultura trumpista?

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Carlos Granés
29 de enero de 2021 - 03:00 a. m.
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Fue un pequeño consuelo creer que Trump sólo podía movilizar a fanáticos de sectas ridículas y a supremacistas blancos. Con los días, sin embargo, se supo que entre las personas que se manifestaron ante el Capitolio había gente muy variada, como una cineasta indie y dos rockeros que hasta no hace mucho eran el no va más de lo moderno. Digo hasta no hace mucho porque ahora, revelado su trumpismo, las disqueras rompieron sus contratos. Los “cancelaron”.

Aclaro: no me sorprende en absoluto que haya artistas que apoyen a Trump, pero sí que hubieran sido justo estos tres, Ariel Pink y John Maus, músicos oscuros y experimentales, muy underground, y Alex Lee Moyer, una cineasta que filmó hace poco un documental sobre los jóvenes alienados de Estados Unidos, muchos de ellos incels, “célibes involuntarios”, que pasan su tiempo en foros irreverentes como 4chan transgrediendo todos los tabúes promovidos por la corrección política.

Eso da que pensar. ¿Qué tal que haya una corriente no irracional sino contracultural y hasta de vanguardia, que ha confluido con el trumpismo o que ha visto en Trump una especie de ariete para demoler la sociedad? Un viejo eslogan situacionista decía que en una sociedad que ha destruido la aventura, la única aventura es destruir la sociedad. Me pregunto si esto que decía la izquierda contracultural de los 60 y 70 es lo que está pensando cierta gente de ultraderecha hoy en día, y la respuesta es que tal vez sí.

El documental de Lee Moyer da a entender que esos jóvenes que cuelgan barbaridades en las redes, que se fotografían con metralletas o lanzan comentarios que no se sabe bien si son chistes o amenazas, son los nuevos desadaptados: iconoclastas que ya no miran a la izquierda en busca de una tribu, sino a la extrema derecha. Una derecha que se apropió de la irreverencia y de la transgresión cuando la izquierda se hizo políticamente correcta.

Si el izquierdismo prevalecía entre los jóvenes era, en gran medida, porque estas dos actitudes habían sido su bandera, la de una contracultura desafiante y experimental, muy distinta a la izquierda puritana de hoy en día que censura y busca pecados machistas, colonialistas o tránsfobos en las producciones culturales. La relación de la izquierda con los límites morales ha cambiado mucho. Ahora los conserva. No quiere que nadie los transgreda; no quiere que nadie ensucie sus conquistas de los 60.

Eso los convierte en blanco de nuevas rebeldías. La de los jóvenes desadaptados, sí, pero también de una corriente filosófica, el aceleracionismo, que bien podría describirse como un nuevo situacionismo, pero de ultraderecha. Los aceleracionistas también creen que la única aventura que queda es la destrucción de la sociedad actual. Más exactamente, quieren que todos los conflictos derivados del ultracapitalismo y de la tecnificación social que horrorizan a la izquierda —la guerra racial, el cambio climático, las élites poshumanas, el fin de la democracia y la administración de los países como si fueran compañías— se aceleren. Vislumbran una utopía poshumana, hipertecnológica y antidemocrática, nada menos.

“Volveremos de alguna manera”, dijo Trump en su último discurso. Si filósofos desquiciados y músicos underground siguen promoviendo estas ideas y actitudes, no me cabe la menor duda.

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Julio(23169)30 de enero de 2021 - 08:43 a. m.
La teoría es interesante y hasta lógica si se considera cíclica la historia de la humanidad. Pero ese anhelo de encontrar casi que con urgencia una contracultura racionalmente intencionada que por definición contradiga todos los hallazgos se estrella con la realidad, cuando uno cruza dos palabras con un antiguo compañero de colegio, trumpista hasta la médula.
Eugenio(80281)30 de enero de 2021 - 03:04 a. m.
Su comentario es interesante, pero se queda en el aire. ¿Sabe por qué? Porque de los dos espectros que describe trata de situarse en ninguna parte de uno (derecha-izquierda, que es bipolar) y en todas partes del otro (cultura-contracultura, que es una estrella con tantas puntas como Usted quiera). Ubicuo: "que está presente a un mismo tiempo en todas partes" dice el DRAE. Ubíquese y queda mejor.
María(60274)29 de enero de 2021 - 10:16 p. m.
Ayer leí que el médico dirigente de ASMEDAS se quejaba, que los médicos bien llevados, bien mal, con unas condiciones laborales lamentables y que algunos de esos médicos votaban por el que dijera Uribe, hágame el favor. Contra la estupidez... tiene más remedio el coronavirus.
María(60274)29 de enero de 2021 - 10:08 p. m.
En Estados Unidos, igual, la gente más conservadora, religiosa y que ama la violencia es la que sigue a Trump y Trump no es eso, Trump solo utiliza lo que sabe que mueve a la gente más ignorante y esa es la que abunda, esa es la que sube a esos psicópatas como Trump, Bolsonaro, Uribe y los muñecos de Uribe.
  • María(60274)29 de enero de 2021 - 10:12 p. m.
    Cuando digo que Trump no es eso, me refiero a que no es religiosa, al igual que Bolsonaro, que Uribe, que solo la utilizan para engañar a todos esos pendejos y esos pendejos, nos joden a todos, porque son mayoría o porque los otros son muy perezosos para ir a votar.
María(60274)29 de enero de 2021 - 09:59 p. m.
Entre más religiosos, más asesinos y más ignorantes.
  • María(60274)29 de enero de 2021 - 10:05 p. m.
    Mire a Antioquia, de donde es Pablo Escobar y Uribe, los peores genocidas, donde nacieron los sicarios, el gota a gota y cuál región es donde hay más iglesias y gente mojigata, machismta, racista, homofóbica, con complejo de superioridad, pero al mismo tiempo de ingenuidad?
  • María(60274)29 de enero de 2021 - 10:01 p. m.
    Los psicópatas se aprovechan de esa clase de gente, porque son muy fácil de inducir en lo que sea, ya les quebraron su resistencia, ya los convencen de lo que sea.
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