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Inteligencia artificial (IA) en el agro: la tercera revolución verde

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Carlos Gustavo Cano Sanz
16 de julio de 2025 - 05:05 a. m.
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Tras la primera revolución verde de los años sesenta y setenta del siglo pasado, basada en el fitomejoramiento, y la segunda, en la ingeniería genética y la edición genómica, ha comenzado una tercera, en el marco de la tecnología cuántica, a una velocidad nunca vista. Se trata de la IA. Un concepto que por primera vez se formuló hace siete décadas, al compás de los avances en computación y manejo de datos.

A nivel global, las empresas que han adoptado la cultura de la IA han alcanzado, en promedio, saltos en su productividad del orden del treinta y cuatro por ciento.

Su insumo fundamental es la disponibilidad de datos de rigurosa y confiable calidad para efectos de su procesamiento. Más importante que su volumen por sí solo. De suerte que pueda arrojar conclusiones relevantes para la solución de problemas que ni la mera experiencia humana, ni mucho menos la intuición, podrían lograr.

En suma, se trata de información sistematizada, aplicada a la toma de decisiones óptimas sobre el manejo de recursos económicos, biológicos, humanos.

Esta disciplina ha transitado por un amplio recorrido, como el machine learning, o aprendizaje de las máquinas; el deep learning, o aprendizaje aún más profundo; y la IA generativa, avanzado estadio que incluye el empleo de redes neuronales.

Los grados de sofisticación de la IA han evolucionado a través de diversas categorías, comúnmente conocidas como la estrecha, o sea la original y más simple, orientada a la solución de un solo problema igualmente elemental; la amplia, más compleja; la general y la superior, aún con mayor cobertura; y la multimodal, diseñada para propiciar soluciones sistémicas de muy extendido espectro.

En el caso específico del agro, requisito ineludible es contar con una adecuada dotación de infraestructura, ciertamente costosa, consistente en censores, drones, conectividad, análisis continuo de suelos, riego y recolección inteligentes, labranza mínima y coberturas vegetales, conexión directa entre el productor y el consumidor final. En fin, los componentes medulares de la genuina agricultura de precisión.

Hace un par de lustros, en el municipio de Mesetas en el Meta, una alianza entre Microsoft –hoy empresa líder en prestación de servicios de IA, al igual que Google AI y Open AI, entre otras– y la italiana Lavazza, lideraron un notable efecto demostrativo en favor de un centenar de familias caficultoras aplicando IA, con ingredientes sustancialmente intensivos en conocimiento y talento humano.

Experiencias como ésta, así haya sido reducida, pero pionera en nuestro terruño, se van proliferando mucho más rápidamente en otras latitudes del vecindario (en Argentina desde la Universidad de Córdoba con su unidad de IA en agro, en Brasil desde Embrapa), que valoran en toda su dimensión la tecnología y la capacitación como antesala indispensable para aplicar la IA en las exigentes tareas del campo.

La IA en manera alguna atenta contra el empleo, como suelen proclamar los agoreros de la resistencia al cambio. Por el contrario. Significa una nueva simbiosis entre el ser humano y la máquina. La amenaza real sería desecharla o aplazarla.

Ni legal ni informáticamente hay barreras al libre acceso a la IA. Sus posibilidades, o sus limitaciones, según el caso, dependerán de los atributos cognitivos de sus receptores directos, los cultivadores. He ahí el reto del Estado y la sociedad: educación rural de altísima calidad, conectividad, bilingüismo. A fin de evitar el aumento de las brechas sociales bajo el dominio de la ciencia por unos pocos.

Sin duda, la clave del futuro yace en formar y atraer a la juventud de talento al agro.

*Ex codirector del Banco de la República y ex ministro de Agricultura.

Carlos Gustavo Cano Sanz

Por Carlos Gustavo Cano Sanz

Economista de la Universidad de los Andes; con maestría de la Universidad de Lancaster; posgrado en Gobierno, Negocios y Economía Internacional en la Universidad de Harvard. Fue ministro de Agricultura, director del Banco de la República y director de Ecopetrol. Actualmente es profesor de la Universidad de los Andes.
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Gvbnllnh. Bvc. Nm. N jn(98086)17 de julio de 2025 - 05:09 a. m.
Sin duda estamos mal. En manos de un guerrillero del M19. Eso se llama brutalidad natural.
Álamo(88990)16 de julio de 2025 - 11:02 p. m.
Don Cano, muy bueno será leer el artículo que enlazo. Por otra parte, ¿qué tipo de "simbiosis" es esa en la que una de las partes (humana) entra perdiendo? Más allá de la exaltación a la máquina, ¿qué tipo de inteligencia tenían los Zenúes, para construir lo que ninguna inteligencia hasta ahora hizo? La relación natura-humano está esperando. https://www.elespectador.com/ambiente/cuando-meta-de-zuckerberg-construyo-su-centro-de-datos-en-este-lugar-el-agua-se-fue/
  • Atenas (06773)16 de julio de 2025 - 11:41 p. m.
    ¿Cuál de estos tres (3) últimos especímenes de la jauría aúlla la mayor pendejada? Y ni pena les da. Atenas.
Carlos(12062)16 de julio de 2025 - 11:00 p. m.
El señor Cano piensa que vive en Dinamarca y no en Cundinamarca y propone estrategias de igual forma, como lo ha hecho siempre. Desconocelas nuevas tendencias en el consumo y solo piensa en un tipo de actor en el campo. No es necesario preguntarnos entonces por qué esta tenocracia no ha resuelto problema alguno.
Mario Giraldo(196)16 de julio de 2025 - 10:26 p. m.
El mayor desafío presente y futuro para la agr del país es el bajo sueldo de los trabajadores agrícolas comparado con las ciudades y el pequeño porcentaje de las utilidades que reciben en la cadena de mercado. En particular en zonas de montaña la mano de obra sigue siendo la unica alternativa y sino se le paga mejor, terminara en las ciudades. Pregúntele a AI y le dará muchas razones por las cuales es buena idea subir los sueldos o incrementar las utilidades del agricultor.
leunamuno(9808)16 de julio de 2025 - 03:58 p. m.
Resistencia al cambio es un decir, porque este no es una opción sino una obligación que hay que asumir a las buenas o a las buenas, porque como una ola, nos arropara y nos vapuleará sin contemplación, algunos sobrevivirán otros se fortalecerán y otros agonizarán, la población se reducirá en la misma proporción en que creció, porque si la IA es una realidad seguramente optará por ralentizar ese decrecimiento hasta encontrar un nivel de equilibrio a menos que la IA sea otro brazo del fascismo.
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