No sé a dónde vamos a terminar quienes tenemos la esperanza de que la política en este país, algún día se ejerza con total transparencia, rectitud y firmeza en las convicciones, si seguimos tolerando que quienes la lideran, hoy declamen un discurso y mañana declamen otro que va en sentido contrario al anterior.
Este es justamente el caso del exvicepresidente Angelino Garzón quien pasó de ser sindicalista a integrar la política exterior, defendiendo el gobierno ejercido fundamentalmente con planteamientos de seguridad y orden como lo fue el de Álvaro Uribe Vélez, es decir, el lado opuesto al de los planteamientos de defensa de los Derechos Humanos que por convicción defiende un izquierdista, mucho más si es asociado a un sindicato.
Hoy Angelino aspira a no quedarse por fuera de la política, para lo cual lanza su candidatura a la alcaldía de Cali, y lo hace por el partido político que tanto negó y del cual se apartó, luego de que abandonara el gobierno de Juan Manuel Santos, del que salió por la puerta de atrás, luego de ser su vicepresidente opositor.
Pero si así es el padre, así es la hija. Ángela Garzón se dio a conocer en la escena política en el año 2014, cuando por invitación de Simón Gaviria, para entonces Jefe Único del Partido Liberal, aspiraba a encabezar la lista de candidatos a la Cámara de Representantes en Bogotá por el oficialismo liberal, quien hace parte de la Unidad Nacional y fue oposición durante el gobierno de Álvaro Uribe.
Al no poder aspirar, luego de comprobar su inhabilidad por ser hija del Vicepresidente de la República en ejercicio, Simón Gaviria le nombra gerente de la campaña del Partido Liberal, y le pone a recorrer el país entero, para que en nombre del oficialismo hiciera política y dejara su nombre listo para que pudiese lanzarse a otro cargo por elección popular.
Efectivamente así lo hizo Ángela. Decidió postular su nombre para las elecciones al Concejo de Bogotá, y siguiendo la tendencia de su padre Angelino, lo hace no a nombre del oficialismo liberal, sino en la lista del Centro Democrático, movimiento del expresidente Álvaro Uribe, quien se encuentra en la orilla opuesta del Partido Liberal.
Aquí bien podría aplicarse el viejo y conocido refrán que a la letra dice que “Hijo de tigre, sale pintao” y también el que dice que “De tal palo, tal astilla”.
Es ahí donde uno se pregunta, en que momento las personas que ejercen un liderazgo político en Colombia, van a tomar seriedad y van a dejar a un lado el oportunismo y el pragmatismo con el que de un tiempo para acá se viene actuando, bajo el argumento de que con tal de ganar, no importa con quien me uno.
Con que autoridad moral entonces se nos pide a los colombianos del común ser firmes con unas convicciones y principios, cuando las personas que nos gobiernan actúan con incoherencia política. Puede ser que Angelino gane las elecciones, pero por más que logre ser alcalde, será difícil creer que como mandatario de Cali, le va a apostar a la reconciliación ciudadana, cuando por delante tiene una aspiración apoyada por la política más cuestionada de la región, Dilian Francisca Toro.
Igual sucedería con Ángela su hija. Uno no entiende como de defender una política con principios socialdemócratas, como sucede con el liberalismo, se pasa en menos de un año a ejercer un discurso con fundamentalismo militar.
Pero bueno, hay algo que tengo claro y es que por lo dinámico de la política, y como no se puede desperdiciar las oportunidades, que no las pintan dos veces, vemos como alguien se viste de rojo y mañana se viste de azul, como le pasa a Angelino y a su hija Ángela, que como lo dije anteriormente, “De tal palo, tal astilla”