En una sociedad en transformación digital, la “Registraduría del siglo XXI” debía prever que la gente iba a consultar su puesto y mesa antes de salir a votar el domingo. Sin embargo, en medio de tanta narrativa de fraude y anticipación de ciberataques, para la Registraduría era más fácil llamar al lobo y no ir al bosque a reconocer que no había tal, que el problema venía de adentro. Ahora tiene el reto de los escrutinios y el lobo del fraude sigue al acecho.
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¡Ciberataque, ciberataque! No, perdón, la tecnología no aguantó
19 de marzo de 2022 - 05:00 a. m.