Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
MinComercio y la Dirección Nacional de Derecho de Autor (DNDA) tienen abierta una consulta pública para modificar la ley del derecho de autor hasta septiembre 22. Retoman lo que hicieron en 2012 y 2013, y añaden un nuevo capítulo a la saga de la Ley Lleras.
Esta discusión será muy distinta, no solo porque el contexto ha cambiado, sino también porque hay una ciudadanía más activa.
Colectivos como el de bibliotecas están reuniéndose para hacer comentarios. Publicaron un primer borrador y ya han reunido hasta 10 organizaciones para completarlos y entregarlos. RedPaTodos, el colectivo que en 2013 agrupó a los principales críticos del proyecto de ley, está adelantando su propio proceso con voluntarios coordinados por Fundación Karisma (donde trabajo).
La academia está entrando en el debate. Puedo mencionar al menos dos documentos en temas claves: para rebatir el desprecio del gobierno a una cláusula abierta, los profesores Mónica Hernández y Luis Ángel Madrid opinan que sí se puede en el texto “La regulación de las excepciones al derecho de autor: la inclusión de uso justo en Colombia”. En un tema pobremente atendido por el gobierno, la profesora Marcela Palacio, en su libro “Derechos de Autor, Tecnología y Educación para el Siglo XXI: El Tratado de Libre Comercio entre Colombia y Estados Unidos”, propone cambios concretos con visión y propósito educativo.
La idea de fortalecerse para construir políticas públicas también en cultura la vi el domingo pasado en la reunión de la Unidad Nacional de Artistas (UNA). Plantearon analizar ellos mismos el proyecto de ley “economía naranja”, que también se anuncia como una herramienta para cumplir obligaciones TLC.
El lobby de la industria del entretenimiento reformó el derecho de autor del siglo XX a su conveniencia. En el siglo XXI la ciudadanía organizada con Internet está en el pulso. No solo en Colombia se frenan aprobaciones express y abren debates, en Europa y EEUU los procesos llevan meses y muchas consultas. La ciudadanía reclama participación y exige transparencia. Pero cuando están ausentes, las filtraciones suplen la segunda y estimulan la primera, como está pasando esta semana en Europa, una filtración de la que será la nueva Directiva tiene alborotadas las redes.
