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Desde hace ya varios años la Biblioteca Nacional de Colombia (BNC) celebra el día del dominio público ofreciéndonos el listado de personas colombianas que han creado obras y que, según sus registros, murieron hace 80 años. Este año les toca a quienes murieron en 1943 y me da la oportunidad de hablar de esta hermosa celebración que hace un reconocimiento a los y las creadoras del pasado.
La importancia de la fecha es que, por ley, en Colombia las obras pierden la protección patrimonial de derecho de autor cuando se cumplen los 80 años de la muerte de quien las creó. Esto significa que pueden ser libremente reutilizadas por cualquier persona aumentando así el acervo patrimonial del país.
Este año el listado tiene 15 nombres de autores cuyas obras están en la biblioteca o que han sido referenciados en documentos de la BNC. Una nota aclaratoria, uso el masculino exclusivamente porque en la lista de este año tampoco hay mujeres. Entre los nombres mencionados se encuentran el del expresidente Guillermo León Valencia, el compositor santandereano José María Pinzón y el del bogotano Daniel Samper Ortega.
De todos me gustaría dedicar unas palabras a Daniel Samper Ortega quien, además de tener méritos propios como autor, también fue director de la BNC y, como tal, organizó la colección de libros colombianos que se conoce como “Biblioteca Colección Samper Ortega”, Estos libros fueron ni más ni menos que la semilla de lo que en el futuro serían las bibliotecas públicas del país. Las obras de esa colección, que editó y publicó la BNC, fueron distribuidas por la geografía nacional para facilitar su acceso público.
La importancia de esa colección para entender nuestro país tiene varias dimensiones, por lo que hace unos años la BNC se embarcó en un proyecto para digitalizarlas, ampliando así el acceso. Como ya les conté, esto suponía indagar por quiénes administraban las herencias de los y las autoras pues, al haber sido editados entre 1926 y 1937, se podía suponer que todavía tienen protección. La labor fue compleja y es uno de los mejores ejemplos del problema de las obras huérfanas, debido a que para el 42 % de las obras no fue posible identificar a quién correspondía dar el permiso.
La dificultad tiene muchas justificaciones, entre ellas, que no se tienen datos de las personas que las crearon y, por tanto, tampoco es posible conocer siquiera cuándo murieron. Sin esa información, por ejemplo, es difícil buscar herederos y además tampoco deja espacio a la esperanza de que se las pueda registrar en el dominio público algún día. Su reutilización queda en un limbo jurídico.
Hoy es una buena oportunidad para recordar que el gran trabajo de Samper Ortega de hace casi un siglo no puede ser difundido ahora en su totalidad y que quizá tampoco en el futuro se logre porque hay problemas de incertidumbre del derecho de autor, un detalle que termina siendo una barrera de acceso al conocimiento y a la cultura. Valga la pena aclarar que, aunque en 2018 la ley que reformó el derecho de autor en el país incluyó un mecanismo para liberar las obras huérfanas, este aún no ha sido implementado y es tan burocrático que, cuando lo hagan, dudo que funcione.
De otra parte, ante la frustración de seguir una lista sin mujeres, indagué en la BNC sobre esto. Pienso que aunque fuera más difícil para ellas escribir, ser publicadas y difundidas, no puede ser que no haya obras de mujeres, me parece más que se trata de un problema de invisibilización. En la biblioteca me dicen que el listado tiene la limitante de que tiene como centro las obras en su poder -provenientes principalmente del depósito legal que es la obligación de los y las autoras en Colombia de entregar copia de sus obras a la BNC- y eso es un universo que es de por sí restringido.
De hecho, referenciadas en documentos en poder de la BNC han identificado mujeres autoras y sus obras, aunque tales obras no están en la BNC. Me indicaron que pronto estarán publicando sobre ellas. Esto es interesante y le haré seguimiento en 2024.
Cierro esta celebración agradeciendo a la BNC porque mantiene este compromiso anual y con una invitación a ustedes para que revisen el buscador que tiene la biblioteca sobre el dominio público en su página web. Como lo anunció la propia BNC en su campaña de fin de año, todas las obras que están allí están libres de barreras para ser utilizadas. Encontrarán joyas como la gran novela colombiana “La Vorágine”, o la poesía de Barba Jacob y también información sobre una de las pocas mujeres autoras de las que se tiene ese registro, la gran Soledad Acosta.
