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A raíz de lo que algunos llaman la “primavera de los académicos” parece inminente un cambio sustancial en el ciclo de publicación científica en el mundo. Se trata de algo que las bibliotecas ya advertían desde hace una década.
El 12 de enero pasado, el reconocido profesor y matemático inglés Timothy Gowers propuso en su blog (http://gowers.wordpress.com/2012/01/21/elsevier-my-part-in-its-downfall/) protestar contra las malas prácticas editoriales, representadas en la holandesa Elsevier. Elsevier es responsable de más de 2.000 reputadas revistas científicas que publican resultados de investigación de importantes científicos y universidades, y se la acusa de:
1. Cobrar precios excesivos por la suscripción a revistas individuales.
2. Por esos precios, obligar a las bibliotecas a adquirir paquetes de revistas, en los que por aquellas pocas que necesitan van muchas que no quieren, así la editorial gana mucho explotando la necesidad.
2. Apoyar legislaciones como Sopa, Pipa y, especialmente, la llamada Research Works Act. Esta última es un proyecto del Congreso de EE.UU. que busca evitar que organizaciones públicas desarrollen políticas de publicación abierta para las investigaciones que financian, es decir, evitar que los resultados circulen en internet gratis y a texto completo, e incluso con permisos adicionales de reutilización, bajo el argumento central de que EE.UU. no puede permitir que extranjeros se aprovechen gratis de su inversión.
Gowers propuso que los investigadores se nieguen públicamente a participar en revistas de Elsevier (publicar, evaluar o editar). Unos días después, al mejor estilo de sus estudiantes contra los conglomerados del entretenimiento, el boicot fue convertido por un profesor del MIT en una carta (http://thecostofknowledge.com/) a la que durante el mes que ha estado en línea más de 7.000 académicos han adherido.
Lo que sucede es menospreciado por algunos que dicen que no significará un impacto real contra el modelo. Otros vemos que sí obliga a repensarlo, pues como mínimo provoca un importante daño a su reputación, especialmente grave en un entorno en el que esto es lo que vale. Aunque no vaya tan lejos como para afirmar que dentro de 10 años el modelo de Elsevier no existirá, la reestructuración sí será, cuando menos, el cuarto de hora de lo abierto.
