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Hace años que la memoria visual de mi familia es digital. El recuerdo nostálgico del domingo mirando álbumes de fotos de la abuela, para mis hijas pasa por el computador, por la frágil tecnología digital.
Como no es seguro tener el archivo en el computador portátil, cuando me robaron uno perdí 3 meses de fotos, las tenía en un disco duro externo. Reconozco que el aparato mostraba indicios de problemas pero, con ingenuidad no los revisé como si la tecnología los resolviera sola. Hoy lloro la muy probable pérdida de las imágenes de 4 años de mi vida familiar. No, no tenía copia de respaldo, esa era "la" copia.
Claramente, algunos temas que trabajo con bibliotecas y archivos no son ajenos a mi cotidianidad. Los archivos personales e institucionales tienen problemas similares. Nos afecta la "obsolescencia programada" y tenemos la necesidad de pensar en asegurar su preservación (que no se reduce a tener más de una copia, también a formatos que no son interoperables y que dejan de ser respaldados), etcétera. A todos nos afecta que, con la excusa de proteger a la industria de la piratería, cualquier cambio de formato este criminalizado. No existen excepciones legales para eludir MTPs (Medidas Tecnológicas de Protección), que es una acción necesaria para la preservación de cualquier archivo, por ejemplo para pasar un video grabado en VHS a un MP4.
Amigos conocedores intentan recuperar la información sin muchas esperanzas. La tecnología que quizá resolvería el problema es costosa y complicada, solo existe en EEUU y es utilizada frecuentemente por autoridades de inteligencia. Pensé recientemente en pasarme a la nube, que otro se ocupara de la preservación. Entonces explotó el escándalo del iCloud de Apple. No soy Jennifer Lawrence, ni tengo fotos comprometedoras, pero eso confirmó que la arquitectura jerárquica y centralizada (características de la mayoría de la oferta actual) es especialmente vulnerable y no la quiero para mis fotos.
Difícil regresar a la también incierta preservación análoga. Por costos y facilidad hoy los archivos son digitales. Tenemos que pensar en facilitarnos la vida, hacerlo legalmente e intentar mantener nuestra privacidad. Eso es tan cierto para grandes temas de política pública como para pequeños e importantes espacios personales.
