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¿Para qué El Espectador en estos tiempos?
Respuesta a su pregunta de hoy: tengo 135 razones para explicar para qué El Espectador en estos tiempos, pero me concentraré en las cinco más importantes: la búsqueda de la paz, la defensa de la democracia, la promoción de los derechos humanos, la lucha contra la corrupción y el impulso a la cultura. Felicitaciones y muchas gracias a usted y a todo su gran equipo.
Emilio Arboleda
¿Para qué El Espectador? II
Soy suscriptora de El Espectador y lo recibo en mi casa diariamente (en papel). Necesito leer El Espectador y creo que tiene vocación de futuro, porque ha sido el diario que hace años reconoció dos asuntos claves para pensar el mundo hoy y en el futuro: medio ambiente, género y sexualidades no normativas. Creo que El Espectador ha abierto espacios a gente joven que acude a poéticas de la imagen que conectan con las formas de comunicar que se emplean en la actualidad. Más allá de las infografías, que resultan sosas, los temas tratados mediante formato de historieta gráfica comunican y conectan a la gente joven. Espero que El Espectador cumpla muchos años más.
Carmen Rosa Millán Grajales
¿Para qué El Espectador? III
Hoy, en el cenit de mi existencia, en mi sexta década de vivencias, logros y pesares, soy un asiduo lector de este diario por más de 50 años, El Espectador es y ha sido fundamental en mi formación liberal, esencia del espíritu libre de la extraordinaria familia Cano: don Fidel su fundador; el inefable don Gabriel, la sabiduría y ponderación del periodista más ético y correcto que ha dado este escabroso país; el inmolado don Guillermo Cano Isaza, ahora guiado por la tarea que aún alumbra con sensatez y cordura Fidel Cano Correa. Este diario, artífice de la libertad y la diversidad con espacios para todas las vertientes, sin censura, es como un manual de vida por donde han transitado los mejores periodistas y escritores de esta patria mancillada.
Muchas gracias y mil años de existencia más para este diario, que nos permite seguir surcando tan tenebrosas aguas para algún día atracar en el puerto de la paz, la concordia y la reconciliación.
Emilio Arboleda
Envíe sus cartas a lector@elespectador.com
