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Los prejuicios de la caricaturista Nani
“-¿A qué huele? -Estrato #6 -¡Con razón apesta!”
Resulta ofensivo que, incurriendo en una generalización maniqueísta, la caricaturista Nani utilice su personaje Magola para lanzar una diatriba indiscriminada contra las personas de estrato seis en la edición del 28 de marzo de 2022.
Lo que subyace al supuesto sarcasmo no es más que la lamentable práctica en que han incurrido muchos comunicadores, que para lograr audiencia incurren en acusaciones indeterminadas e indiscriminadas contra un grupo poblacional que se descalifica por razones que solo la comunicadora sabe.
Para quienes, como en mi caso por décadas, hemos sido lectores asiduos de El Espectador, actos como el de Nani desestimulan y llevan a cuestionarse sobre cambiar de medio de información ante el hecho de falta de vigencia efectiva de los principios periodísticos de objetividad y seriedad, los cuales no respeta la dibujante Nani, que ha convertido al diario en una tribuna desde la cual hace proselitismo y atenta indiscriminadamente contra la honra y dignidad de muchas personas por el simple hecho de pertenecer a un estrato social.
Resta anotar que Nani debe conocer bien el daño que hacen las detracciones genéricas como las que ella usa, pues en Barcelona, ciudad en donde reside, seguramente conoce el despectivo término “sudaca”, que se lleva por delante la honra y reputación de miles de latinoamericanos que han emigrado y que resultan detraídos solo por razón de su origen.
Aníbal Rodríguez Guerrero.
Agradecimiento
Ante todo, quiero agradecerles por existir, por su terca lucha por la verdad, la libertad de expresión y los valores del periodismo en su máxima expresión.
Antes, esta carta la escribiría en una máquina de escribir o más recientemente en un PC. Pero no, la estoy escribiendo en mi celular y no por eso deja de ser una carta.
Es verdad, la tecnología ha cambiado y nos está cambiando en muchos aspectos, pero periodismo será periodismo mientras existan periodistas como los de este diario sufrido y abnegado, decano del periodismo en América.
Les confieso que en mi niñez vendí periódicos en la calle y hoy en día ejerzo el periodismo con la alegría de haber “parido” varios periódicos físicos. Aún recuerdo esa sensación de destapar el paquete de periódicos para leer uno de los ejemplares que me trasnocharon varías noches en el proceso de producción y edición, y ni hablar del tema de la reportería y escribir los artículos. ¡Qué sensación más deliciosa!
La inmediatez de hoy en día, de las redes sociales, es un hecho real de nuestro tiempo, y ustedes han logrado integrar la tecnología para la información sin acabar con el rigor y la seriedad del buen periodismo. Claro, yo hablo con nostalgia de experiencias del pasado. Hablo de “vejeces”, pero ese es el privilegio de quienes ya tenemos hilos de plata en la cabeza y crecimos en una época de grandes medios y periodistas como ustedes.
Por favor no desaparezcan, sigan siendo faro y cátedra a estas nuevas generaciones de comunicadores que no saben de profundidad e investigación.
Luis Gerardo Castro Castañeda
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