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Dos visiones

Cartas de los lectores

14 de marzo de 2024 - 09:00 p. m.

En el país es marcada la diferencia que existe entre dos grandes sectores de la población. Dependiendo del grupo del que se trate, unos son gobiernistas y otros antigobiernistas. Los que están al lado del Gobierno consideran acertadas y correctas las acciones que este adelanta. El otro sector piensa que el Gobierno va por mal camino, que no hace las cosas bien. El sector gobiernista lo conforman militantes de izquierda, donde hay sectores radicales y socialistas de distinto corte. El sector antigobiernista, calificado de derecha, lo integra un sector radical, lo mismo que conservadores, liberales y sectores moderados, quienes piensan que las cosas están mal orientadas y que el desgobierno es total.

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Muchas razones intervienen para que existan estas dos posturas. La principal, la visión que se tiene del mundo. Los de izquierda consideran que todo lo hecho anteriormente es malo, que los partidos políticos tradicionales han sido incapaces de resolver las crisis, que solo han servido para enriquecer a los ricos y empobrecer a los pobres. Los consideran culpables de que nada funcione, la fuente de los mayores desastres, de la miseria de la mayoría. Les endilgan que pusieron al Estado al servicio de los poderosos. Por eso no quieren hacer nada de lo que se venía haciendo, no les interesa replicar lo existente, intentan fórmulas diferentes. Quieren hacer un mundo mejor, cambiarlo todo, empezar de nuevo. La dificultad estriba en que muchas de sus propuestas no han sido probadas o no tienen suficiente desarrollo.

El otro sector considera que las cosas no van tan mal, que se han logrado grandes avances, que se pueden aplicar correctivos, que es posible mejorar lo que viene funcionando, que el nuevo Gobierno quiere destruir todo y empezar de cero, desconociendo los logros alcanzados. El actual Gobierno piensa que no hay caos, que sus acciones son las correctas. Encuentra las críticas infundadas, una acción orquestada por la oligarquía, la derecha y los medios de comunicación. De esa manera, el actual estado de cosas no va a cambiar, por lo que el sector antigobiernista solo puede esperar que todo empeore, que no se atiendan cuestiones que les parecen esenciales e importantes, mientras el sector gobiernista seguirá respaldando las prácticas del Gobierno, pensando que es la vieja mentalidad burguesa y capitalista la que llora y se lamenta de la situación.

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Dos posturas inconciliables. Paradójicamente, ambos tienen parte de razón. El sistema existente ha sido incapaz de superar las graves condiciones de desigualdad y ha contribuido a enriquecer a los ricos, con perjuicio de los pobres. Pero también ha logrado avances que no se pueden desconocer. El nuevo Gobierno intenta solucionar muchos problemas, poniendo énfasis en la atención de los pobres y de los desvalidos, pero para hacerlo necesita cuantiosos recursos. El dilema de siempre entre capitalismo y socialismo, que no se ha podido resolver, pese a los cientos de escritos y las decenas de años de estarse intentando. Y el Gobierno no quiere recurrir a las fórmulas de siempre para obtener los recursos que necesita. Menudo dilema.

Fernando Brito Ruiz, Pereira

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