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Cada día que pasa, el mundo avanza a pasos agigantados, la globalización y nuestra necesidad desmedida de obtener respuestas, nos ha llevado a proponer como sociedad la categorización por generaciones, lo que nos permite que de alguna manera seamos más adaptables a los acelerados cambios del mundo. Hoy estamos ante un hito generacional: la llegada de los niños de la generación Beta, aquellos nacidos a partir del primero de enero de 2025. Esta generación, llamada así por seguir a las generaciones Alfa y Z, representa no solo una continuidad, sino también una promesa de cambio. Los niños de la generación Beta crecerán en un mundo hiperconectado, marcado por avances tecnológicos sin precedentes, con la inteligencia artificial, la sostenibilidad y la inclusión como pilares fundamentales.
El contexto en el que se desarrollarán estos niños trae consigo un montón de posibilidades, pero también un paquete de responsabilidades. La generación Beta tendrá acceso a herramientas y conocimientos que hasta hace un tiempo parecían impensables. Pensemos en cómo a través de la inteligencia artificial se abre un universo de posibilidades para potenciar el aprendizaje desde temprana edad, personalizando la educación y permitiéndoles explorar sus intereses de formas más profundas. Además de mantener la tendencia creciente sobre la sostenibilidad, abre las puertas a un mundo donde el equilibrio entre desarrollo económico y protección ambiental no sea solo un ideal, sino una realidad alcanzable.
Y aquí nacen nuestros desafíos como sociedad, y es necesario que nos preguntemos: ¿estamos preparados para acompañarlos? Los adultos debemos recordar que también fuimos jóvenes, curiosos y deseosos de entender un mundo que también estaba cambiando rápidamente. Este recordatorio es una invitación para acercarnos a los niños y jóvenes con empatía, aceptando que sus retos no serán los mismos que enfrentamos nosotros, pero serán igual de significativos.
Debemos enseñarles a cuestionar y a construir con una visión global. La generación Beta necesitará habilidades para navegar un entorno complejo, donde la colaboración, el criterio y el pensamiento crítico serán más importantes que nunca. Nuestra guía será esencial para que ellos enfrenten los desafíos de la desigualdad, el cambio climático y la transformación tecnológica con confianza y determinación.
Finalmente, quisiera dedicar estas palabras a mi hija Emma Victoria, quien nacerá a finales de enero de 2025. Emma, llegarás a este mundo como una de las primeras integrantes de la generación Beta, con la oportunidad y el privilegio de ser parte de quienes construirán un nuevo capítulo para la humanidad. Desde ya prometo acompañarte, guiarte y aprender contigo para que, juntos, enfrentemos los retos de tu tiempo y construyamos un mundo más justo, sostenible y lleno de esperanza.
La generación Beta tiene ante sí la posibilidad de redefinir el futuro. Como padres, maestros y adultos responsables, nuestro deber es brindarles las mejores herramientas, pero también la libertad de imaginar y crear un mundo mejor. Porque al final del día, ellos son el reflejo de lo que nosotros sembramos hoy.
Johan Camilo Rodriguez Bareño
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