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La resiliencia del ciudadano

Cartas de los lectores

19 de noviembre de 2023 - 09:00 p. m.

Nuestro país, Colombia, es un territorio maravilloso lleno de riquezas naturales, humanas, materiales: el mejor lugar para realizar los sueños. Acabamos de vivir un nuevo proceso electoral en el cual los ciudadanos elegimos con libertad, muchos por el cambio, otros por la continuidad, otros por el voto en blanco y algunos indiferentes frente al proceso. Cuando dialogamos sobre el tema político con amigos, vecinos, conocidos, encontramos en el sentir de las gentes del común la falta de confianza en los políticos. Asociamos la palabra “política” automáticamente con corrupción, rosca, malos manejos. En el sentir ciudadano las palabras “fe” y “esperanza” se anteponen a la confianza, la cual no existe al referirse a los gobernantes; entonces, es un acto de fe y esperanza elegir a los representantes políticos del país, aspirando a que los nuevos que elegimos salgan con algo bueno, hagan cosas buenas y sirvan para algo.

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Escuchamos decir: yo no vuelvo a votar por nadie, ninguno sirve, no saben sino beneficiarse ellos, enriquecerse, recibir salarios altos que son una vergüenza en relación al salario mínimo legal asignado al trabajador, el pueblo está llevado, no saben sino poner impuestos, los ricos cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres, las leyes están hechas para beneficiar a los ricos... Entran a colación y diálogo temas relevantes del país asociados a la malversación de fondos, casos de corrupción que el pueblo no olvida, escándalos sonoros como el desfalco a Cajanal, Invercolsa, parapolítica —cuántos procesados por este tema—, ñeñepolítica, Memo Fantasma, Agro Ingreso Seguro, yidispolítica, procesos de paz rimbombantes a nivel mundial y realidades internas del país con otros matices y verdades... Hay muchos más, los cuales no se olvidan y están presentes en el corazón del ciudadano colombiano.

Nos encontramos con muchas promesas de candidatos y llegó la palmadita en el hombro, el saludo de manos, se sentaron a la mesa con el más humilde, casi que se vestían de humildad. Ni que decir de la doble moral que manejan los políticos. Según las leyes, los funcionarios no pueden hacer política, estar en reuniones políticas, pero para nadie es un secreto que quien está a punto de terminar su periodo tuvo un candidato en la nueva contienda y, como quien no quiere la cosa, bajo cuerda lo apoyó y movió sus influencias. Al final las campañas fueron hechas con las uñas, no tenían recursos, eran patrimonio propio, pero no entendemos entonces quién financió tan onerosas campañas porque ni fue el dinero público ni fue el privado.

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Así las cosas, el ciudadano vuelve y se levanta y sigue trabajando duro para sacar adelante sus sueños, porque su fe y su esperanza son tan grandes como su corazón. Esta es Colombia, tierra hermosa y resiliente, tierra pujante que resurge en medio de los problemas históricos. Es la gente humilde la que se levanta cada día a jalonar el desarrollo, a entregar su fuerza laboral, a continuar; es el ciudadano resiliente quien hace patria día a día, lucha, aporta, construye, mientras unos cuantos se llevan los aplausos y se visten de doctores.

Astrid Magnolia Suárez Velásquez.

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