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Los sistemas orquestales de Colombia y Venezuela

Cartas de los lectores
13 de febrero de 2023 - 02:00 a. m.

Con la iniciativa anunciada por el presidente Petro, sería la tercera vez que Colombia intenta copiar el Sistema de Orquestas venezolano. Al nuevo Gobierno le diría lo siguiente:

Lo primero es que el tigre no es cómo lo pintan y se están deslumbrando con un proceso que poco o nada tiene que ver con los procesos colombianos, que no es tan masivo como lo han afirmado durante años y que en el gobierno de Chávez entró en una franca decadencia, la cual no ha cesado aún, ni este proceso corresponde a las expectativas del movimiento musical colombiano.

Lo segundo es que el Ministerio de Cultura debe informarse de las causas de los dos fracasos anteriores. Seguramente en la Fundación Batuta les darían información relevante, además el viceministro Zorro conoce bien esa historia.

Lo tercero es que, a pesar de las históricas restricciones del sector cultural —como todos sabemos, lo nuestro no han sido las artes sino más bien las balas—, Colombia es hoy por hoy una potencia (palabra valoradísima en el plan de gobierno del presidente Petro) musical que se fundamenta en dos aspectos claves: a) una gran variedad de tradiciones musicales que se encuentran vivas por toda nuestra geografía; b) la configuración de una heterogénea institucionalidad musical, pública y privada, en casi todos los departamentos del país, con una sólida cohesión que gravita en torno al Plan Nacional de Música para la Convivencia del Ministerio de Cultura. A pesar de las dificultades y restricciones financieras, el Plan ha producido como nunca una convergencia de personas, regiones, instituciones y formaciones musicales, en especial las bandas de vientos, que son la principal tradición sinfónica de nuestro país, estimulando y permitiendo a las nuevas generaciones, como nunca antes en nuestra historia, la práctica musical amateur y profesional, logrando en muchas áreas la formación de hombres y mujeres en niveles de excelencia reconocidos por propios y extraños.

Señoras y señores del Ministerio de Cultura: no olviden que el desarrollo cultural es un proceso que toma varias generaciones y en cuatro años de gobierno es mucho lo que se puede destruir y muy poco lo que se puede construir en esta materia. En el gobierno del cambio, la inclusión y participación de los ciudadanos, la humildad de los gobernantes y su interlocución con las personas involucradas son los factores claves del éxito de cualquier iniciativa y el camino más expedito para la construcción de un nuevo país.

María Errázuriz. Gerente de la Fundación Batuta, 1994-2005.

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