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No es tibieza, es prudencia

Cartas de los lectores
23 de enero de 2025 - 05:00 a. m.
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Con motivo del editorial del 9 de enero, titulado “Nada justifica la tibieza ante el régimen venezolano”. Soy suscriptor de este periódico y asiduo lector de sus editoriales, los cuales suelo compartir casi a plenitud, precisamente por sus posturas sensatas, moderadas —que no tibias— y a la vez críticas. Pero en esta ocasión, el editorial carece de dichas cualidades y cae en el error de confundir tibieza con la sensatez, moderación y sobre todo prudencia sostenidas por el presidente Gustavo Petro frente a la posesión presidencial de Nicolás Maduro en Venezuela.

Me permito comenzar cuestionando su editorial al no ofrecer alternativa a la mal llamada tibieza del gobierno colombiano. ¿Qué sería lo “no tibio”? ¿Romper relaciones con Venezuela? ¿Regresar a la nefasta política de los micrófonos emprendida por el errado presidente Duque?

Lo primero expondría a Colombia a que el gobierno siempre autoritario de Maduro volviera a cerrar la frontera como lo hizo varias veces en el pasado, perjudicando así a miles de habitantes de la zona fronteriza que requieren cruzar al otro país para trabajar, ir al médico, a la escuela y visitar a sus familiares, además de los tantos comerciantes y empresarios colombianos que se verían afectados por no poder trasladar sus mercancías por los pasos fronterizos autorizados. Esa pesadilla ya se vivió durante casi siete años entre 2015 y 2022, y, por ello, no hemos escuchado una sola voz de una autoridad o de un empresario de la zona fronteriza con Venezuela pidiéndole a Petro que rompa relaciones con el gobierno de Maduro o que cierre la frontera.

Y lo segundo, el aspaviento de las críticas públicas, los señalamientos y los insultos a través de los micrófonos, le pondría en bandeja a Maduro la opción de cerrar nuevamente la frontera con Colombia para mostrarse fuerte y decidido frente a sus seguidores y procurar el incremento de su popularidad, o si cabe, mermar el deterioro de su legitimidad. Ya lo hizo en el pasado y con seguridad lo volvería a hacer, y quién sabe si hasta recurriría al ruido de sables que Hugo Chávez ya generó por allá en 2008 y en 2010. Y a cuántos ultraderechistas y ultranacionalistas colombianos no les encantaría que Maduro amenazara con el uso de la violencia a Colombia, para poder decirle a Petro que es un cobarde y un traidor a la patria por no enzarzarse en un enfrentamiento armado con el gobierno de Maduro.

Pese a no ser un gran seguidor de sus planteamientos, reconozco el valor teórico del concepto de la prudencia en la obra de Hans Morgenthau, quien lo recomendó como uno de los principios que deben regir la política exterior de un país. Cuando se tiene tanto que perder, y cuando por consideraciones morales se puede incluso dar pie para fortalecer a un régimen autoritario como el de Maduro si se emprende una disputa con él, la prudencia debe primar sobre la rectitud política o la complacencia de las opiniones. No es tibieza entonces, señor editor, cuidar a los habitantes de la zona fronteriza, el comercio con Venezuela y los posibles apoyos que el gobierno de Nicolás Maduro pueda brindar a las negociaciones de paz con los grupos armados ilegales en Colombia. No es tibio ser prudente, sensato y moderado, como suelen ser los editoriales que usted escribe.

Germán Camilo Prieto*

* Profesor de Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Javeriana (Bogotá). Exdirector de Integración Económica en el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo de Colombia.

Envíe sus cartas a lector@elespectador.com

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dalia(58879)23 de enero de 2025 - 11:49 p. m.
Asi se escribe profesor alguien que razona y no se deja llevar por los que siempre atacan al presidente Petro . Buena esa . Gracias.
Raquel(36024)23 de enero de 2025 - 12:53 p. m.
Comparto plenamente el escrito del profesor.
Finley(56195)23 de enero de 2025 - 12:33 p. m.
Iinteresantes planteamientos, señor Prieto. Sin embargo, hay asuntos que cuando se ese demócrata no se pueden tolerar como un fraude y, incluso más que eso, el uso de las armas del Estado contra los ciudadanos para mantenerse en el poder. Es entendible, y bienvenida, la prudencia, pero no mirando hacia otro lado cuando aparece el autoritarismo violento que deja presos políticos, torturas, muertos… Entonces, no es prudencia, es complacencia.
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