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Personalidad de enero

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10 de enero de 2022 - 05:00 a. m.
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Salí a caminar, como todas las mañanas, pero estaba lloviendo y mi perra quiso devolverse a la casa, a pesar de que el impermeable le cubre su cuerpo largo. Esta ha sido la constante en este inicio de año. Mañanas grises y lluviosas con poco tráfico. Días con una personalidad definida de enero. A las festividades bullosas y atafagadas de estímulos les sigue el enero reflexivo, que nos pone en modo cumplimiento de metas y nuevos propósitos. La nueva variante del COVID-19, la agenda política del año y el cambio climático quedan aplastados bajo el peso de las nuevas determinaciones y promesas. Comer mejor, moverse más, ser un miembro de familia óptimo, cuidar a los amigos, ser un trabajador comprometido... Metas sin operativizar que la mayoría de las veces no van más allá de dos intentos antes del abandono. Individuos que buscan el cambio sin gestionarlo con ganas y conforman sociedades enfermas que quieren cambiar sin acciones.

Aunque dejé de ejercer la psicología clínica hace muchos años, las teorías que la rigen siguen siendo parte de mi mapa mental. Estas semanas he recordado cómo un miembro de una familia que es considerado enfermo es solo el reflejo de la disfuncionalidad de toda la familia. Es muy difícil hacer comprender a padres ejemplares que su hijo depresivo, ansioso o adicto es en parte la muestra de algo que han generado ellos en su forma de relacionarse y afrontar las crisis. Mientras me dejaba guiar de vuelta a casa por mi perra, pensaba en este enero en que seguiremos culpando a los de izquierda, a los de derecha, a los corruptos, a los holgazanes de lo que pasa en nuestro país.

Realidades frente a las que sentimos tan poco control como de la lluvia, cuya posible causa es el cambio climático generado por la humanidad.

Llego a mi edificio con la certeza de que el control que tengo sobre el COVID-19 —causado por el irrespeto a las barreras que impone la consciencia ecológica—, el mal gobierno que podría solucionarse con una votación masiva y a consciencia, así como la inseguridad y mi falta de empeño en ser mejor persona están fuera de mi control. No veo la hora de que llegue febrero con su lejanía del fin de año y comienzo del nuevo, con su indiferencia y su desprecio por el cambio.

Paula Alejandra Gómez Osorio

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juan(9371)11 de enero de 2022 - 02:56 p. m.
Así es, el mal gobierno se soluciona con dos votaciones masivas, una en marzo, para cambiar el Congreso y la otra en Mayo para ganar en primera vuelta con el PH.
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