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Política pública rural requiere opiniones coherentes

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20 de abril de 2023 - 02:00 a. m.
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La columna “Ruta crítica para la reforma rural” plantea estrategias ya fracasadas, sin estudiar el replanteamiento por enfoque territorial, con integración de recursos sociales, organizativos, económicos y ambientales. La perspectiva exige el rediseño de políticas con ordenación del territorio por provincias, la simbiosis desarrollo rural-urbano-rural, la articulación a los sistemas agropecuarios, agroforestales y silvopastoriles; la venta de servicios ambientales y alianzas entre la comunidad, el Estado y el sector privado.

Las reformas se estructuran con renovada conceptualización espacial y poblacional. La ruta para las políticas, acorde con la realidad contemporánea, es así:

A. Reforma rural

  • Reconocimiento provincial. La planeación rural y el Catastro Multipropósito no tienen alcance nacional, departamental y menos municipal. Son por provincias homogéneas 110, aproximadamente, según leyes 160/94, 1454/2011. Ejemplo, La Mojana requiere POT y catastro integrados, sin fronteras artificiales, y después, derivar los 13 instrumentos municipales.
  • Trazado de la frontera agropecuaria y agroecológica. Estrategias y proyectos dependen de esta frontera, cuando la Ley 135 de 1961 falló por considerar que la tierra resolvía el problema, sin asegurar calidad y pertinencia respecto a destrezas campesinas; el resultado: cambio de pobres sin tierra a más pobres con tierra.
  • Producción sin estudiar aptitud y vocación del suelo. Este conflicto explica la crisis, baja productividad, alto costo de insumos y baja calidad; sin este ajuste, las reformas rurales asumen un alto riesgo.
  • Cartografía social con la población. Revisión para conciliar diferencias, trazar cadenas de valor y aproximarse al sector privado requerido para impulsar desarrollo territorial.

B. Reforma agraria

  • Reconocimiento legal de demanda. Política pública de calidad que asume tres frentes socioeconómicos:

i) Familias que han recibido tierra por el Estado, sin resolver su pobreza absoluta.

ii) Familias carentes de tierra, con capacidad y decisión de administrarla. Explicarles la reforma rural, discutir microzonas de interés y conciliar sistemas productivos agroindustriales.

iii) Reforma agraria autogenerada por ganadería extensiva, mediante economía circular con propia generación alimentaria animal. La actividad agrícola mejorará la carga ganadera.

  • Administración de terrenos baldíos. Punto de mayor atraso para reformas, títulos expedidos no se registran en instrumentos públicos. Interesados reciben título del Incora, Incoder o ANT, y lo engavetan. Es mantener tierras sin control, no pagan impuesto y permiten construir neolatifundismo mediante trámites en diversas zonas.

El Gobierno debe afinar este asunto, adoptando una política emergente de registro, con plazo de dos meses, y al finalizar, título no registrado es inexistente.

Aplicada la emergencia, el IGAC actualizará estadística, con cuatro objetivos:

i) Certificar demanda legal, comprobando que no son propietarios ni han recibido tierras por parte del Estado.

ii) Al clasificar títulos dentro y fuera de la frontera agropecuaria y agroecológica se identificarían baldíos recuperables por corrupción.

iii) Organizando propiedad y tamaño de predios con registro por cédula y cantidad de títulos, se descubrirá otra franja recuperable.

iv) Aportar soporte, por provincias, para catastro multipropósito.

  • Reforma agraria con acceso al uso y acceso a propiedad. La demanda supera la capacidad estatal. Hay que innovar en soluciones y prever arriendos con opción de compra. Que el IGAC identifique bienes fiscales de instituciones nacionales, departamentales, municipales, y tras descentralizar Inderena, Incora, Incoder, Banco Agrario, Ecopetrol, SENA, ANT, revisar perspectivas según reforma rural, promover el acceso por comodatos, arrendamientos o adjudicaciones. Adicional, aplicar entregas anticipadas en extinción, expropiación y recuperación de baldíos y cierra con oferta que cumpla estándares de ubicación y calidad.
  • Las alianzas productivas mitigan el riesgo sectorial. El Banco Mundial realizó estudios rigurosos y concluyó que la reforma agraria necesita fondos rotativos de inversión, gerencia técnica y alianzas con el sector privado de insumos y agroindustria para conectar con centros de logística, acopio y valor agregado.
  • Blindaje de política pública. El territorio rural requiere bienes públicos para cambios sostenibles y no subsidios individuales que encarecen procesos. Es preciso un acompañamiento permanente que exija profesionales comprometidos con producción, productividad y costos.

Julio Hernando Urbina Ávila, economista especializado en planeación rural-urbana-agrícola.

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