Por supuesto que el gobierno Petro, en particular el presidente, su canciller y el embajador de Colombia ante el Reino Unido, tienen responsabilidad en la decisión del gobierno británico de exigir nuevamente visa de turismo a los colombianos.
Fue muy fácil deshacer un trabajo que tomó ocho años desde que el presidente Santos en 2014 le solicitó al entonces primer ministro, David Cameron, la exención de visas de turismo a los colombianos, a propósito de la exención lograda en el espacio Schengen (Unión Europea). Esos esfuerzos tuvieron un impulso mayor cuando se incluyó la exención en el tratado de libre comercio post-Brexit que firmaron Colombia y Reino Unido. En este sentido, la exención pasó por el exigente escrutinio del parlamento británico hasta la luz verde en noviembre de 2022, cuando Petro como recién posesionado presidente de Colombia celebró la decisión.
Por otra parte, toda vez que un país alerte a otro sobre irregularidades de cualquier clase, migratorias en este caso, el país que recibe la alerta debe desplegar en tiempo récord todos los dispositivos y canales necesarios para evitar a toda costa una resolución inconveniente. Esa es una responsabilidad del Estado.
El embajador Barreras nos cuenta la novedad como un mensajero desentendido de sus labores diplomáticas: que el Reino Unido nos va poner visa de turismo otra vez, eso les cuento. Como político que es y no como diplomático de ejercicio, concede una entrevista lamentable donde responsabiliza a los colombianos de hacer malas prácticas, dice que por unos pocos pagan todos y afirma que los países tienen presiones anti migratorias. Estas situaciones no tienen nada que ver con que un Estado le pida a otro que sus migrantes se abstengan de presentar documentación falsa, lo cual es un delito.
El presidente Petro le solicita al primer ministro británico, Keir Starmer, que mantenga la exención de visas sin adquirir compromisos ni responsabilidades, demostrando poca seriedad de parte del Estado colombiano. El canciller Murillo ha sido invisible como cabeza de la cartera de relaciones exteriores. El desentendimiento, desinterés y pusilanimidad del Estado frente a la alerta del Reino Unido de las solicitudes de asilo con documentación falsa de colombianos es máxima.
El Estado colombiano no actuó de manera oportuna ante la alerta presentada hace meses por el gobierno británico. No hizo absolutamente nada para que no se fracturara la confianza entre los dos países y no hizo ningún esfuerzo de cooperación real para demostrar que ese problema podría manejarse de tal manera que se persiguiera el delito y no se comprometieran acuerdos y esfuerzos de muchos años de trabajo en beneficio del país.
Víctor Hugo Segura Acosta, internacionalista, Universidad del Rosario
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