“Las razones de las mujeres nunca son suficientes”: sobre una columna
Quedé impresionada después de leer la columna abiertamente violenta de Julio César Londoño en el que menciona un “incidente” en el primer foro sobre educación “La tercera orilla”. Quizá me impresiona, pero no me sorprende, porque los motivos de las mujeres nunca son suficientes para ser válidos. No valió, para el señor Londoño, que la ausencia de Margarita Rosa fuese un reconocimiento personal, ni valió que se tratara del premio Horizonte en el Festival de Cine de Venecia como la mejor actriz, ni que fuera uno de los mayores galardones internacionales recibidos por una colombiana. Para él, su foro (además vagamente conocido) debía ser más importante, prioritario incluso. Aunque su redacción pretenda mostrar el incidente como un hecho divertido y situacional, está claro que llamar a una mujer “una perra miserable”, así no sea en su cara, es repudiable. Sigo pensando qué objetivo, literario o de prosa, tenía aquella frase en la columna, me cuestiono si Londoño cree que la única forma de expresar su frustración de “varón herido”, como él mismo lo menciona, es con frases que violentan a mujeres que incluso dice respetar y me pregunto también cuál es el tratamiento para aquellas que no respeta. Las formas importan e importan más en la escritura.
Gabriela Forero Amézquita, politóloga, Bogotá
De una psicóloga sobre un editorial
Me pareció muy importante su editorial acerca de la lamentable situación que atraviesa nuestro país en salud mental. Es deplorable que no se tomen medidas desde el Ministerio de Salud junto con el de Educación para hacer programas de prevención sobre los factores familiares y ambientales que pueden desencadenar problemas en la salud mental en los niños y adolescentes en los colegios y universidades.
También hacen falta programas de capacitación a los maestros para que tengan herramientas, por lo menos, para detectar síntomas en la conducta de aquellos estudiantes que presenten problemas de comportamiento.
Estoy totalmente de acuerdo con ustedes en que estamos muy atrasados en buenas y acertadas políticas de estado en salud mental.
Mónica Gutiérrez Anzola, psicóloga educativa
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