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Sobre los Embera y la explotación que preferimos ignorar

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02 de julio de 2024 - 05:05 a. m.
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Es una noche fría y lluviosa. Acabo de venir de la Carrera 7, donde me crucé con un grupo de niñas y un niño Embera bailando patéticamente con la esperanza de que algún pasajero les tire una moneda. No vi a ningún adulto cerca.

Los vemos todos los días, bajo el sol y la lluvia, generalmente mujeres y niños (sobre todo niñas) mendigando, mientras los hombres se quedan en su campamento ilegal en el Parque Nacional jugando fútbol y bebiendo; probablemente con las monedas recogidas por las mujeres y los niños.

Es una explotación terrible llevada a cabo a plena vista de todo el mundo, pero nadie hace nada. Me imagino que si fueran niños no indígenas, enviados allá por una escuela o una familia, el distrito los recogería de inmediato. Pero como son indígenas, entonces dicen: “¡Qué interesantes son sus tradiciones!”

La explotación es explotación independientemente de la cultura y, en todo caso, esas no eran sus tradiciones. Los Embera vivían tradicionalmente de la caza, la pesca y la siembra, no de pedir monedas a los blancos.

Los Embera acampados en los parques de Bogotá son víctimas, sin duda, de la deforestación, la violencia, la minería ilegal y mil cosas más traídas a sus territorios por los blancos. Sin embargo, eso no excluye que ellos también realicen estas prácticas dentro de su propia comunidad.

Los Embera llevan ocho meses acampando en el Parque Nacional. Esta es una situación en la que está en riesgo la salud, el bienestar y la vida de los Embera, lo que a su vez afecta también al parque. Falta una solución integral para la situación de los indígenas.

Mientras tanto, en una ciudad y país supuestamente dedicados a proteger a los niños y las mujeres, seguirá siendo una terrible vergüenza esta situación de explotación y abandono que se ha convertido en el paisaje de todos los días.

Mike Ceaser, Bogotá

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Dora(30910)02 de julio de 2024 - 06:54 p. m.
Este grupo de Emberas y algunos avivatos se han especializado en mendicidad. El camino de este grupo es el etnocidio es decir desaparecer como pueblo y cultura. El Gobierno Nacional debe tomar todas las medidas de protección y garantizart el retrorno o la reubicación de esta población, que al parecer se pesnaba trasladar a un municipio de cundinamarca y ya salieron alli a evitar que llegasen cuando en esa zona se pavoneaba Gacha y ahi si todos bien... gracias
Felipe(94028)02 de julio de 2024 - 03:36 p. m.
Sigan la secuencia: 1) Los emberas tienen muchos problemas y sufren 2) Pobrecitos indígenas, qué pecao, hay que ayudarlos 3) ¿Aun siguen ahí? 4) Lincharon al conductor del camión de la basura. 5) Ya son como cansones, explotan a los niños y se emborrachan 6) Que se larguen a su tierra y dejen de joder 7) ¿Y la alcaldía qué, mirando el paisaje?, y 7) Petro, ¿No dice que adora a los indígenas y sus mingas?. Ah no, solo quiere a los del Cauca que llegan en chiva, le aplauden y se van.
  • usucapion1000(15667)03 de julio de 2024 - 03:18 a. m.
    SU COMENTARIO ES PLANO Y TENDENCIOSO, todo junto para responzabilizar a Petro del horror y del abandono de los gobiernos anteriore.
HELBERT(40077)02 de julio de 2024 - 03:25 p. m.
La atención de menores por explotación es un desastre. Hay una línea telefónica de atención en Bogotá en donde he llamado para denunciar este tipo de atropellos. Como es de esperar la demora en atender es de horas y cuando lo hacen el denunciante se ve sometido a un cuestionario infame sobre sus aspectos personales y sociales para luego en el último minuto dedicarlo a recibir la denuncia y no hacer nada. Todo lo anterior en la línea de atención a la niñez de la Policía Nacional
Dora(9m21a)02 de julio de 2024 - 05:31 a. m.
Qué tristeza! Nadie se siente reponsable de esta tragedia! Los Emberá Chamí no solo perdieron su habitat, sin exagerar uno de los sitios naturales más hermosos de nuestro país sino que en el ruido y hambre de Bogotá han perdido su integridad personal y hsta sus costumbres ancestrales, es una lástima y Colombia va a perder esas culuras elevadas y los guardianes autóctonos de nuestros bosques. Todavía es posible ayudar. Iniciemos!
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