Civiles masacrados en carretera, un chofer forzado a hacer propaganda con cadáveres en pleno casco urbano: esto nos remonta a los años 90 en Colombia. Podría ser la historia de cientos de municipios en el final del siglo XX, pero, desafortunadamente, no es así.
El Magdalena Medio antioqueño acaba de vivir nuevamente esto, sumándole una cifra más a las masacres este año en el país. Colombia parece regresar a su oscuro pasado, es como si nuestra nación no quisiera salir de ese espiral de violencia que nos ha azotado toda nuestra historia. Aparentemente, los años de mejoría fueron solo un respiro y mientras tanto nuestros lideres discuten temas ideológicos en plataformas digitales o peor aún, discuten sobre el destino de otros países ¿y nosotros? El destino del nuestro se está quedando a la deriva y nuestros campesinos sufriendo nuevamente el flagelo violento del secuestro, las masacres y la tortura.
Hablar de muertes y violencia no debería ser político, pero muchos parecen haber dejado de lado el número de asesinatos o el color político que les atribuyen. El mensaje argentino, independiente de tintes ideológicos, debería ser contundente para toda la clase política colombiana. Deben mejorar el rumbo del país y dejar de ser simplemente twitteros, o el fenómeno de “sacarlos a patadas” se replicará en Colombia. Si esto continúa, estaremos más que dispuestos a darle la bienvenida a ese fenómeno y abrazarlo, porque Colombia merece líderes que amen a su pueblo. No sé si en nuestro contexto alguien como Milei sea el indicado, pero definitivamente la solución parece estar en nuevos liderazgos.
Juan José Correa Arango.
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