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Un pulso que les saldrá muy caro a Bogotá y a la nación

Cartas de los lectores
02 de junio de 2023 - 02:00 a. m.

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La eterna saga del metro de Bogotá —conducida a través de medios, debates en Twitter, televisión y radio— honrando el diseño elevado, que muy bien calificó el presidente Petro, es una chambonada y un esperpento.

¿Quién puede entender la ceguera y torpeza de tantos actores y políticos de diferentes corrientes, como la alcaldesa López, el exalcalde Peñalosa, inmobiliarios, Probogotá y los expresidentes Santos y Duque?

¿En dónde están las voces de la comunidad que desde hace ocho años nos hemos pronunciado sobre el metro elevado? Nos toca expresar nuestras razones por este medio, ya que no han tenido eco en la administración, pese a los múltiples aportes y las críticas en las diferentes entidades. El discurso de tanto político y oportunista denota más prepotencia e intereses particulares que soluciones a un problema de la ciudad.

Queremos aclararle al país que el gran interés del negocio con el metro elevado no es la movilidad de pasajeros. ¡No! Es la “densificación y renovación urbana” que se promueve alrededor de este monstruo alimentador de buses. ¿Para quién? Para los inmobiliarios amigos. Una quimera que afeará nuestra ciudad, dividiendo y acabando el paisaje y el espacio público con el desplazamiento y el desarraigo, como ya lo han venido haciendo con los residentes que desalojaron, obligándolos a entregar sus predios a precios ínfimos e incluso por expropiación por vía administrativa.

La respuesta de los habitantes que vemos nuestra ciudad con respeto y apropiación y no desde un escritorio es que el metro elevado será un verdadero desastre para Bogotá, una tipología absolutamente lesiva para un área ya consolidada. Divide el paisaje a una altura de casi 15 metros y oscurece la avenida Caracas, impactando abruptamente zonas de patrimonio construido como son los barrios Teusaquillo, Sagrado Corazón, La Magdalena y Quinta Camacho, sectores que en este momento —por el Transmilenio— ya tienen afectaciones estructurales a los inmuebles construidos sobre este corredor y ni la empresa Transmilenio ni la administración nos han tenido en cuenta. Todo será peor aún cuando vayan a perforar varios metros para hincar los pilotes y las columnas que serán el soporte del viaducto, además de la subsidencia del terreno, la contaminación auditiva, visual, ambiental y electromagnética, yendo en contravía de la salud de los bogotanos, con deforestación y demás consecuencias para la supervivencia.

Este es un pequeño abrebocas de los múltiples impactos negativos de una obra impuesta y mal planeada. De manera obvia, afectará zonas de patrimonio que, por ignorancia y desconocimiento de la administración sobre los Planes Especiales de Manejo y Protección (PEMP) de Teusaquillo, pueden ser desechadas.

Lo expuesto por el presidente Petro son razones reales y no terquedad.

Veeduría Vecinos del Metro. Bogotá.

Envíe sus cartas a lector@elespectador.com

 

Alberto(3788)02 de junio de 2023 - 09:41 p. m.
De acuerdo con todos los argumentos. Suscribo. Gracias por su compromiso.
Felipe(9ioin)02 de junio de 2023 - 02:30 p. m.
Vamos con mas de 18 estudios y mas de 12 alcaldias, y seguimos en un debate bobo, en toda ciudad del mundo, no hay metros de un solo tipo, son mixtos, a veces salen a la superficie y en otras zonas van por debajo, ese cuento de que se "hace fea a la ciudad" es eso un cuento, o es que acaso la caracas entre la 76 y la 45 es bonita.....o como algun trasnochado decia que la autopista elevada entre Soacha y la zona de la calle 13 "afectaba el paisaje urbano" como si lo que hoy existe no fuera ya feo
Rivas(7913)02 de junio de 2023 - 02:30 p. m.
Otro botón peñalosista. Cuando arrasaron el barrio Santa Inés, al norte de la calle sexta entre la avenida Caracas y la carrera décima, con el fin de eliminar el Cartucho, lograron crear el Bronx abajo de la Caracas y arrasar con el San Bernardo como barrio residencial, para convertirlo en un nuevo Cartucho, tan malo o peor que el anterior. Más urbanismo peñalosista.
Rivas(7913)02 de junio de 2023 - 02:24 p. m.
Para muestra un solo botón: el barrio Santafé, de gran tradición en la historia urbana bogotana, subsistió como tal hasta los cierres, innecesarios, de la calle 23 y la conexión de la Caracas con la carrera 17. Hoy, el panorama de la Caracas entre las calles 25 y 22, por su costado oeste, es lamentable, y la condición de barrio residencial que se conservaba alrededor de la calle 23 desapareció, para darle paso a las actividades que por años ha habido al sur de la 22. Urbanismo peñalosista.
Pedro Juan Aristizábal Hoyos(86870)02 de junio de 2023 - 12:36 p. m.
De acuerdo con la columna. Así como Uribe representa la desgracia de Colombia. Peñaloza representa la desgracia de Bogotá. Lo que no se entiende es la actitud de la alcaldesa López defendiendo ese esperpento elevado. !Qué tristeza!!
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