Mientras escribo esta columna, en Argentina se juega la final de lo que hoy se conoce como el “Mundial de las Pibas”: un proceso de activismo que culmina en la posibilidad de que hoy se vote una ley que liberalizará el aborto en ese país.
El aborto es legal en Argentina desde hace varias décadas bajo el sistema de causales, el mismo que tenemos en Colombia. Como la Organización Mundial de la Salud entiende la salud como el bienestar físico, emocional y social de una persona, la causal salud permite que el aborto sea técnicamente legal en todos los casos: todo embarazo no deseado y toda maternidad forzada ponen en riesgo nuestra salud física y mental. En Colombia, aunque el derecho existe desde 2006, ha sido muy difícil de implementar; el aborto es legal en el papel pero tabú en la cultura, y en la cultura está el origen de gran parte de las barreras para el acceso. En Argentina, la implementación ha sido aún más complicada porque el sistema federal exige una reglamentación de cada provincia, y a pesar de que la Corte Suprema lo ordenó hace cinco años, sólo nueve jurisdicciones han cumplido con la orden de tribunal. En algunas provincias, como Rosario, la causal salud basta y sobra, y allí no hay muertes por abortos clandestinos desde 2012, pero otras provincias ni siquiera tienen protocolo. Es por esto que las argentinas hoy le exigen a Congreso que el aborto sea ley.
Aunque el movimiento feminista para legalizar el aborto en Argentina lleva décadas, hace un año ni siquiera se mencionaba la palabra aborto en la televisión nacional. En 2005, en uno de los Encuentros Nacionales de Mujeres que se hacen anualmente en Argentina, se tomó la decisión de lanzar una campaña que reúne a 500 organizaciones. Pero la campaña tomó un giro vertiginoso en los últimos meses: las marchas de “Ni una menos” y el entusiasmo de las chicas más jóvenes (entre 14 y 20 años) por las luchas feministas ayudaron a que el reclamo por el derecho al aborto se hiciera mainstream. El pulso se jugó en las calles, la marea verde que empezó a llenar las ciudades argentinas obligó a que diputadas hasta de partidos opuestos se sentaran a negociar. La “viralización” de la lucha por el aborto se dio gracias a liderazgos colectivos y descentralizados, con una organización flexible. Las discusiones públicas empezaron a transmitirse por televisión nacional todos los martes y jueves antes de llegar a que se discutiera y aprobara en la Cámara Baja de Diputados. Esto también permitió que los argumentos a favor del aborto como un derecho pasaran de los espacios públicos a los privados y cotidianos, dejaron de ser un asunto de unas cuantas entendidas, fueron apropiados por la gran mayoría de las mujeres argentinas.
Hoy sólo pende la discusión del proyecto de ley en el Congreso y para cuando esta columna esté publicada ya sabremos el resultado. Sin embargo, independientemente de la votación, hay un hecho innegable: en Argentina el aborto ya está cultural y socialmente despenalizado. Muchos de los argumentos de los antiderechos, como la personificación de fetos y embriones, a los que les atribuyen hasta ambiciones profesionales, como ocurrió con “el feto ingeniero”, se desarmaron a punta de humor, a punta de memes, y hoy suenan anacrónicos y ridículos. Incluso si la ley se vota en contra, el cambio social que produjo la ola verde feminista es irreversible; la liberalización del aborto en Argentina —y ojalá en toda la región— es cuestión de tiempo.
Afortunadamente, esa ola verde feminista se está expandiendo por toda América Latina y el Caribe —una de las regiones más restrictivas del mundo en materia de derechos sexuales y reproductivos— y la lucha por la despenalización del aborto está sumando a las latinoamericanas más jóvenes, quienes hoy están incursionando en la creación de sus propios movimientos feministas locales. El acceso a un aborto seguro nunca ha sido ni será un problema de moral, es un problema de salud pública y de clase, y esto es cada vez más evidente para más mujeres, niñas y adolescentes que hoy no tienen miedo de decir en voz alta, en las calles, en sus redes: ¡el embarazo será deseado o no será!