Antiderechos con piel de oveja

La conferencia internacional Women Deliver es uno de los escenarios más importantes de articulación global por los derechos de las mujeres y niñas, o por lo menos, así se presenta, y tuvo su más reciente edición esta semana en Kigali, Ruanda. “Espacios, porque solo cuando creamos espacios inclusivos podemos llegar al corazón de nuestros desafíos; Solidaridad, porque solo cuando trabajamos juntos y tomamos acciones colectivas podemos crear las Soluciones necesarias para avanzar la igualdad de género y mejorar el bienestar de las niñas y las mujeres, en todas sus identidades interseccionales”, explicó Maliha Khan, presidenta general, en 2022, cuando se anunció el lugar y fecha. Y aunque lo más probable es que estas buenas intenciones se hayan visto reflejadas en una parte de las asistentes, defensoras, a la vanguardia de las luchas por los derechos humanos en el mundo, el tema tan amplio de la conferencia, “las mujeres” ha permitido que en el pasado asistan gobiernos o empresas que no precisamente están interesadas en el avance de derechos. Sin embargo, la conferencia de este año quedó marcada por la presencia de una de las más importantes lideresas antiderechos del mundo, la presidenta de Hungría, Katalin Novák.

Novák ha dedicado toda su carrera política a obstaculizar los derechos de mujeres, niñas y disidencias. Comenzó como secretaria de Estado de Familia y Juventud en 2014, en 2019 fue la anfitriona de un evento en Washington D. C. llamado Make Families Great Again, en evidente apoyo a Trump. En Hungría, en 2021, fue clave para que se aprobaran enmiendas a la Constitución para que esta dijera que “la madre es mujer y el padre es hombre” y que prohibiera la adopción igualitaria. En 2022, se convirtió en presidenta y poco después logró que se restringiera la ley que regula el aborto.

Novák habló en la ceremonia de apertura, y usó su intervención para defender el derecho a decidir… ser madres, y de cómo hay que promover la natalidad. Esto fue una verdadera sorpresa, pues su nombre nunca apareció en el programa, de haber sido así es seguro que las activistas presentes habrían organizado un plantón o un boicot para que no se presentara. En cambio, como mucho se encontró con el cuchicheo de la audiencia y uno que otro abucheo aislado. Muchas de las asistentes apenas se estaban enterando de quién era. Poco después, la conferencia sacó un comunicado explicando que la apertura del evento había sido organizada por el gobierno de Ruanda, y que los valores de Women Deliver no se alineaban con Novák. Sin embargo, es difícil creer que nadie sabía que haría una aparición. ¿No sabían tampoco que Novák era una celebridad antiderechos? Pues eso también sería muy preocupante.

Este episodio es solo un ejemplo de un problema mayor: que los antiderechos han venido moderando parte de sus discursos con un machismo benevolente que puede disfrazarse como algo bienintencionado o bueno para las mujeres, para lograr apoyo político, para infiltrarse en espacios, tanto de los gobiernos como de la sociedad civil. En algunos países, como México, las candidatas con posturas conservadoras, o con un historial de reprimir la protesta feminista y obstaculizar el trabajo de los movimientos, no tienen empacho en presentarse como “feministas”. Fueron décadas de trabajo para desestigmatizar la palabra, y ahora la instrumentalizan políticas de derecha. ¡De nada! La única manera de prevenir la captura de nuestros discursos es respaldarlos con hechos, si se quedan en slogans y buzzwords pueden ser apropiados por cualquiera. Dicen que obras son amores y no buenas razones, así que tendremos que preguntarnos siempre ¿cómo aterrizar los discursos para convertirlos en cambios estructurales?