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El martes pasado el magistrado Gerardo Botero presentó una tutela en contra de la más reciente terna de la Fiscalía presentada por el presidente Gustavo Petro. En su tutela, el magistrado cuenta que en la Sala Plena de la Corte estuvieron discutiendo un derecho de petición de un ciudadano que solicitaba devolver la terna “por considerar que se violaba el derecho a la igualdad y equidad de género”, pues estaba integrada solo por mujeres. Aunque la Corte negó el derecho de petición, el magistrado quedó tan convencido que decidió interponer él mismo una tutela: “Consideraba que se me estaba violando mi derecho al voto, en tanto no se me estaba permitiendo escoger entre los distintos géneros existentes, pues una lista integrada por solo mujeres limitaba mi posibilidad de escoger entre la diversidad de géneros”.
El magistrado Botero, entonces, asumió un compromiso público por la igualdad para exigir que un hombre entre a la terna de fiscal, ¡lo que el feminismo necesitaba! Aunque Botero habla de su derecho a poder “escoger entre los distintos géneros existentes”, es evidente que no está pidiendo que haya personas trans, no binarias o de género fluido en la terna; esos géneros, si bien existen, no creo que le importen mucho al magistrado. Ahora, quizás estoy equivocada y el magistrado Botero sí está exigiendo la posibilidad de elegir a una persona no binaria como fiscal, en cuyo caso tendría todo mi apoyo, pero lastimosamente es poco probable.
El magistrado cae en el error machista de creer que puede haber igualdad sin atender la inequidad entre las partes. Desde que la Fiscalía General de la Nación empezó a operar el 1° de julio de 1992, hace 31 años, solo una vez el cargo fue ocupado por una mujer: Viviane Morales, quien renunció un año después de haberse posesionado. Si queremos ser generosos podemos decir que Martha Lucía Zamora quedó unas semanas como fiscal encargada después de la renuncia de Morales. En total ha habido 13 fiscales, titulares y encargados, y solo dos han sido mujeres. En un caso como este se hace necesaria una terna de solo mujeres, no solo ahora sino varias veces, pues se trata de reparar la discriminación histórica que ha favorecido a los hombres en el cargo de la Fiscalía. Cuando se cree que igualdad de género es repartir parejo sin reconocer las inequidades, las brechas se hacen más intensas. Si Juan tiene 100 manzanas, Martha tiene 10 y Lucía tiene 2, y les repartimos a todos y todas 20 manzanas por igual, las brechas se mantienen exactamente iguales, no se genera un cambio social y muchísimo menos se garantiza la igualdad.
Petro contestó por X que si el magistrado tiene éxito en su reclamo, en Colombia quedarían prohibidas las ternas solo de mujeres y tiene razón. Eso sí que generaría un retroceso tangible en materia de género, además en un cargo de tanto poder como el de fiscal, y es una verdadera contradicción que quiera lograrlo pidiendo que se respete la igualdad de género. Al reclamar su “derecho” de votar por un hombre, puede limitar las posibilidades profesionales de las mujeres en la Rama Judicial.
