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La lluvia de encuestas del fin de semana pasado vino con dos motivos de esperanza para esta segunda vuelta tan angustiosa.
El primero es que hay una división clarísima en la predilección de los votantes según su edad y generación. En todas las mediciones fue claro que los y las jóvenes están con Petro, según #LaGranEncuesta de YanHass, el 54 % está con el candidato de izquierda en segunda vuelta y solo un 25 % con Rodolfo Hernández. Por supuesto, Hernández en esta encuesta alcanza su mayor favorabilidad en las personas mayores de 55 años. Según el Tracking Presidencial encargado a GAD3 por RCN, el 68 % de los y las jóvenes está también con Petro y Francia, y entre las personas de más de 55 años, Rodolfo Hernández tiene una favorabilidad del voto de un 65 %. Esto habla de una brecha generacional entre izquierda y derecha. Tradicionalmente las personas mayores son menos abstencionistas que los y las jóvenes, pero los valores en la juventud están cambiando. Tener posturas políticas hoy es visto como algo positivo, algo muy diferente a la apatía generalizada de comienzos de los 2000. También muy importante es ver a los y las jóvenes identificándose como de izquierda, eso es un cambio crucial en el electorado colombiano y será muy interesante ver qué sucede en 2026, cuando los y las menores de 18 pasen de ser espectadores a actores en el ejercicio democrático.
La segunda es que las encuestas muestran en segunda vuelta a unos votantes con un comportamiento independiente. Varios analistas han dicho, y concuerdo, que al pasar la primera vuelta se dio por sentado que Rodolfo Hernández retendría sus votos y que sumaría todos los de Fico, pero resulta que algunos y algunas saltaron de Fico y Rodolfo a Petro o al voto en blanco. Ya se vió, con el fracaso de las maquinarias en primera vuelta, pero estos cambios en la intención de voto para segunda vuelta reafirman la idea de que en Colombia hay una tendencia hacia voto deliberado e independiente, y esa es una práctica que en los próximos cuatro años puede ahogarse o fortalecerse.
Los movimientos políticos se miden en las urnas pero se construyen en el entretanto. Tengo la gran esperanza de que este domingo Colombia elija a Petro y a Francia, el proyecto político que representan puede sentar las bases para que de verdad empecemos a construir una Colombia menos desigual. Esa elección sería un aval a un proyecto de país en donde caben la agenda feminista, la de las comunidades indígenas y afro, la de los Acuerdos de Paz. Si gana Hernández es probable que el verbo que más se repita en el movimiento de derechos humanos sea “resistir”, y está bien, es lo que siempre hemos hecho ante todas las adversidades, habrá que construir desde todas las esquinas para que en cuatro años estén las bases para que gane un proyecto político que ponga los derechos humanos en el centro. Los gobiernos pasan, los movimientos sociales permanecen.
