El viernes de la semana pasada se hizo realidad en Estados Unidos un ominoso vaticinio: que antes de acabar el verano la sentencia Roe v. Wade, que por décadas garantizó el derecho al aborto en todo el territorio del país, sería abolida. La nueva sentencia dice, de forma expresa, que el aborto no está protegido por la constitución, así que el panorama es aún peor que en tiempos previos a la revolucionaria Roe v. Wade. Lo que sigue es que en más de la mitad del país el aborto estará prohibido de manera absoluta y en algunos estados más progresistas el derecho se seguirá garantizando y probablemente tendrán que prestar este servicio...
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