Gabby Petito era una instagramer de 22 años que en junio de este año empezó a viajar con su novio, Brian Laundrie de 23, atravesando los Estados Unidos en una van y documentándolo para sus redes sociales. A finales de agosto Petito dejó de postear y de comunicarse con su familia. El 1 de septiembre Laundrie regresó solo a su casa, sin querer dar declaraciones a menos que estuviera presente un abogado.
Los y las seguidoras virtuales de Petito estaban convencidas de que esto era un feminicidio, así que se dedicaron a buscar pistas e información sobre su vida. Y la verdad es que resultaron más eficientes que la Policía. Por un lado, se dieron cuenta de que la van aparecía en la parte de atrás de un video grabado por una pareja que atravesaba el Parque Nacional de Grand Teton el 27 de agosto. Esto sirvió para que las autoridades pudieran delimitar el territorio para la búsqueda y así fue como encontraron el cadáver de Petito la semana pasada.
Los y las detectives de internet también encontraron un video en donde un policía detiene a la pareja luego de que alguien los viera peleando en la van y llamara a denunciar que Laundrie le estaba pegando a Petito. El video, que se filtró en internet, muestra que el policía separa a la pareja, Petito no deja de llorar, y cuando no está escuchando el policía se echa un par de comentarios machistas simpatizando con el agresor. Esto generó una de varias discusiones respecto al caso: ¿entienden los policías el peligro en que se encuentran las mujeres víctimas de violencia doméstica? Quizá si el policía no hubiese pensado que Petito era una “exagerada” hoy ella estaría viva.
El caso de Petito es particular por su presencia en redes sociales y porque además es una mujer blanca cisgénero, es decir, es el tipo de víctima con cuyo dolor empatiza toda la sociedad. En una protesta que hubo afuera de la casa de Landrie, la llamaban “la hija de América”. La crítica principal es que en el estado de Wyoming han desaparecido más de 700 nativoamericanas, en su mayoría mujeres y niñas, y a ninguna la buscan con más ganas que a una mujer blanca. Esto no es para decir que estuvo mal que buscaran a Petito, sino que todas las desaparecidas merecen la misma dedicación y presión de la sociedad para buscar hasta encontrarlas.
En estos momentos Brian Landrie está desaparecido y si no hubiera sido por los miles de ojos siguiendo su caso en internet habría podido seguir con su vida cómodamente sin tener que dar más declaraciones. Este es un caso que muestra cómo el machismo y el racismo, en los sistemas de justicia y en la sociedad, se materializan para que encontremos a algunas y a otras no. También muestra que los contextos de las víctimas importan, que mucha de la efectividad de la policía depende de la voluntad política y la presión social para buscarla. En el caso de Petito esta presión social vino de extraños en internet fascinados con su historia, así que esa presión social no siempre está motivada por las mejores intenciones, y aún así hace la diferencia para encontrar a una desaparecida. Esto, en últimas, termina por crear víctimas de primera y de segunda categoría, y en general solo beneficia a mantener los altos índices de impunidad.