El fin de semana pasado la izquierda colombiana sacó alrededor de 2,7 millones de votos en una consulta fría para elegir al candidato único del Pacto Histórico. Después de muchos ires y venires y, sobre todo, de mucha incertidumbre, la consulta se llevó a cabo y el ganador fue el congresista Iván Cepeda, que con esa votación llegará pisando fuerte a las elecciones del año que viene.
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Cepeda es una figura simbólica, que representa al movimiento de víctimas y a las luchas históricas de las izquierdas en Colombia. Su madre, la sincelejana Yira Castro Chadid, fue una de las lideresas políticas más importantes de la historia del país. Se unió a la Juco desde los 17 años y fue reportera para La Voz Proletaria, la revista del Partido Comunista Colombiano, cuando conoció a Manuel Cepeda, con quien se casó muy joven. Juntos viajaron a Cuba y a Checoslovaquia. A su regreso, Castro trabajó como educadora popular en el Centro de Estudios e Investigaciones Sociales (CEIS). Castro llegó a ser parte del Comité Central del PCC, y vivió los años de mayor represión a los movimientos de izquierda y comunistas: Laureano Gómez, Rojas Pinilla, León Valencia, Turbay, y llegó a estar presa injustamente por simpatizar con perseguidos políticos. En 1980 fue elegida como concejal de Bogotá, pero meses más tarde cayó enferma y murió a mediados de 1981. Castro es recordada por luchar por los derechos de las mujeres desde y al interior del partido, por su defensa del derecho a la vivienda, a la salud, de la Reforma Agraria y su trabajo con las comunidades de los barrios de Bogotá.
El primer momento ineludible de la biografía de Cepeda es cuando, en 1994, se baja de un bus para descubrir el magnicidio político de su padre, Manuel Cepeda, que en ese entonces era senador por la Unión Patriótica. El asesinato de Manuel Cepeda hizo parte del exterminio sistemático del partido por parte de sectores del Estado y grupos paramilitares, conocido como el plan Golpe de Gracia. Luego Cepeda fundó el Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice), y desde ahí ha hecho parte integral de los movimientos sociales en Colombia. El segundo momento ineludible de su historia será, desde este año, el enfrentamiento judicial con el que se condenó expresidente Uribe en primera instancia, pues, aunque esto se revirtiera en segunda instancia, fue lo suficientemente importante como para perfilar a Cepeda como némesis del uribismo, que será la otra gran fuerza electoral de las próximas elecciones.
Los casi tres millones de votos del domingo eran lo que la izquierda colombiana necesitaba para mostrar que está organizada y que tiene chance en unas presidenciales que muchos veían como una elección entre tonos de la derecha. El liderazgo de Iván Cepeda también habla de tonos varios en la izquierda. Cepeda lleva 16 años en la vida pública y se ve como una figura calmada, estable, y consistente. Y aunque coincide ideológicamente con Petro, en estilo es totalmente opuesto. Quizás es justo eso lo que la izquierda necesita.