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La semana del 15 de agosto, Estados, feministas, y organizaciones de la sociedad civil se reunieron en Ciudad de México para la XVI Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, organizada por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), para discutir una propuesta revolucionaria que, si se adopta, mejoraría la vida de todas las personas, el acceso a los derechos y la economía.
“La sociedad del cuidado” es un proyecto social y económico para invertir en el cuidado, y “hacer de la sostenibilidad de la vida y el cuidado una prioridad”. La conferencia ocurre justo después de que la Corte Interamericana de Derechos Humanos haya reconocido el derecho humano autónomo al cuidado, que incluye el derecho a cuidar, a ser cuidados y al autocuidado.
La CEPAL pone en el centro el que ya es y será uno de los problemas más graves de nuestros tiempos: la crisis del cuidado, caracterizada por “una demanda creciente —exacerbada por el envejecimiento de la población y los efectos del cambio climático— que supera ampliamente las capacidades disponibles en materia de servicios, infraestructura y personal para la provisión de cuidados”. También una crisis que “afecta de manera desproporcionada a las mujeres, en particular a aquellas que afrontan formas múltiples e interrelacionadas de discriminación”, desde la racialización hasta la pobreza.
Para atender el problema, la CEPAL propone “reconocer, reducir y redistribuir”. Reconocer al cuidado como un asunto público y un activador esencial para que funcione la economía y exista la sociedad. Reconocerlo significa visibilizar el trabajo no remunerado y también cuantificarlo en los indicadores económicos; reducir la carga desproporcionada que asumimos mujeres, niñas y otras identidades feminizadas con infraestructura y políticas sociales que les permitan a las cuidadoras hacer trabajos remunerados, educarse, articularse políticamente o descansar; redistribuir la responsabilidad de forma equitativa, no solo entre hombres y mujeres sino también incluyendo a los Estados.
La CEPAL afirma que invertir en la economía del cuidado puede generar más de 31 millones de empleos, y propone una inversión anual de entre el 0,4 % y el 0,5 % del PIB de los 23 países de la región durante los próximos 10 años. La CEPAL también pide “la incorporación de una perspectiva de igualdad de género y basada en derechos humanos, que fomente la corresponsabilidad entre hombres y mujeres, y entre los hogares, el Estado, el mercado, las familias y la comunidad” y “que las políticas de cuidado garanticen de manera universal el derecho al cuidado” ya que “todas las personas necesitan algún tipo de cuidado a lo largo de la vida”. También cambios en las políticas laborales, fiscales, en los sistemas de protección social, y políticas ambientales que extiendan el cuidado a la conservación del medio ambiente. “Situar el cuidado de las personas y del planeta en el centro, como propone el paradigma de la sociedad del cuidado, implica reconocerlo como un bien público, es decir, como un bien cuya provisión beneficia al conjunto de la sociedad, pues genera efectos positivos que trascienden a quienes directamente lo reciben, sosteniendo tanto la vida como el funcionamiento de la economía y garantizando así la reproducción social necesaria para un futuro más inclusivo y sostenible”.
Al cerrar la conferencia, los países asistentes aprobaron el Compromiso de Tlatelolco con el que se comprometen a tomar medidas para que la sociedad del cuidado sea una realidad, un acuerdo que incluye compromisos de financiamiento y cooperación. La próxima conferencia de la CEPAL será en tres años, en Bogotá. Si para entonces se ha cumplido tan solo un poco, las vidas de todos y todas en Latinoamérica serán mejores.
