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El 20 de junio fue aprobada en primer debate en la Comisión Primera de la Cámara la Ley Integral Trans, radicada casi hace un año, y que hoy es conocida como la Ley Sara Millerey en memoria del atroz transfeminicidio mediático que ocurrió este abril en Antioquia. El proyecto ha sido celebrado como uno de los más robustos del mundo, un esfuerzo monumental de la sociedad civil que reunió a más de 100 organizaciones y a más de 1.000 personas trans y no binarias para su construcción. Esto es un esfuerzo de articulación sin precedentes, para crear un proyecto diseñado desde la experiencia y poniendo en el centro la dignidad.
La ley propone que haya reconocimiento legal de la identidad de género sin barreras discriminatorias como excesivos requisitos médicos y judiciales, el acceso digno a la salud sin patologizar las identidades trans y no binarias, protecciones a los derechos laborales y acciones afirmativas, educación incluyente, y la recolección de datos y estadísticas oficiales que permitan visibilizar, emitir diagnósticos y diseñar estrategias integrales. El proyecto también exime a las personas trans del servicio militar obligatorio (será opcional), un reconocimiento de la forma en que el conflicto armado les ha afectado de formas específicas que requieren una mirada interseccional, y crea los tipos penales de transfeminicidio y travesticidio.
Al pasar en primer debate a minutos de que se cerrara este periodo legislativo, se logró que el proyecto no se archivara a pesar de las resistencias de grupos conservadores y antiderechos, y eso ya es un logro histórico para los derechos humanos en Colombia. Ahora le quedan tres debates para convertirse en ley: dos en Senado y uno en Cámara.
Este proyecto de ley también es importante por lo que está pasando alrededor del mundo. En abril de este año, la Corte Suprema del Reino Unido “dictaminó de manera unánime que la definición de mujer debe basarse en el sexo biológico asignado en el nacimiento”, es decir, que solo reconoce a las mujeres cisgénero, y entre las muchas consecuencias del dictamen está la exclusión de las personas trans de espacios públicos como los baños. Por otro lado, en junio en Estados Unidos, la Corte Suprema de Justicia confirmó la legalidad de una ley en Tennessee que prohíbe los servicios de afirmación de género para infancias trans. El fallo impacta a otros procesos de apelación a favor de personas trans, y responde a una amplia estrategia antiderechos de la administración Trump en Estados Unidos. El ataque a los derechos de las personas se ha convertido en punta de lanza para gobiernos autoritarios, y por eso la aprobación de esta ley en Colombia se convertiría en un hito a nivel global. En el histórico debate de junio, las personas trans y no binarias dieron un paso gigante, y la aprobación de la ley es una de las mejores cosas que podrían pasar en este nuevo periodo legislativo.
