Padres y madres colombianas a favor de la igualdad
Hace poco, Sentiido publicó una encuesta a padres y madres colombianas sobre sus actitudes frente a la Educación Sexual Integral (ESI) y los derechos de las personas LGBT. Los resultados muestran un cambio cultural notable y también paradójico. Sentiido encuestó a 2.843 personas en cinco regiones de Colombia y 12 municipios, y encontró algo sorprendente: que el 95 % apoya la inclusión de la ESI en los colegios y que el 90 % apoya la idea de que las personas LGBT deben tener los mismos derechos que las personas heterocis. Esto en sí mismo es un cambio revolucionario, pues nuestro relato de país es homofóbico y heteronormado, y esto muestra que, al menos nominalmente, las personas están de acuerdo con la igualdad, algo poco probable hace algunos años.
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Hace poco, Sentiido publicó una encuesta a padres y madres colombianas sobre sus actitudes frente a la Educación Sexual Integral (ESI) y los derechos de las personas LGBT. Los resultados muestran un cambio cultural notable y también paradójico. Sentiido encuestó a 2.843 personas en cinco regiones de Colombia y 12 municipios, y encontró algo sorprendente: que el 95 % apoya la inclusión de la ESI en los colegios y que el 90 % apoya la idea de que las personas LGBT deben tener los mismos derechos que las personas heterocis. Esto en sí mismo es un cambio revolucionario, pues nuestro relato de país es homofóbico y heteronormado, y esto muestra que, al menos nominalmente, las personas están de acuerdo con la igualdad, algo poco probable hace algunos años.
Ahora, ojalá que eso fuera todo, una buena noticia, sin matices. Pero la encuesta muestra que, enfrentados a situaciones específicas, padres y madres no son tan progresistas: solo el 46 % dijo que las parejas del mismo sexo deberían poder adoptar, y que pueden ser tan buenos padres y madres como las parejas heterosexuales, y solo el 45 % opinó que pueden hacer demostraciones públicas de afecto. Podríamos decir entonces que ese 90 % de las personas encuestadas entiende que lo socialmente aceptable es que reconozcan que todas las personas somos iguales, y solo entre el 55 % y el 54 % han podido superar realmente su homofobia y transfobia. Esto no es menor, lo que estamos presenciando es un cambio palpable en las normas sociales que poco a poco va ayudando a cambiar actitudes.
La encuesta también mostró que el 69 % de los padres y madres encuestadas aceptarían a sus hijes si se identifican como gais, lesbianas o bisexuales y, sorprendentemente, un 67 % dijo que aceptaría a sus hijes trans. Quizás este porcentaje se reduce en la práctica, pero aún en lo discursivo es un porcentaje muy importante, y más con la popularidad en redes de discursos transfóbicos. Aunque el 64 % de les entrevistades dijeron que tener une hije LGBT “no sería ideal” y de que el 20 % dijera que le pedirían que mantuvieran su orientación sexual en privado, el 75 % de les encuestades dijeron que “si sus hijos o hijas fueran lesbianas, gais o bisexuales, ellos educarían a sus familias y amigos para que también apoyaran su orientación sexual o identidad de género”. Aun así, la aceptación de las personas trans sigue siendo más difícil y un “preocupante porcentaje (25 %) de padres y madres dijeron que se negarían a llamar a su hijo o hija por un nombre distinto del que le asignaron al nacer”. La encuesta también confirma algo que muchas ya sospechábamos: que ser mujer, ser joven y no identificarse como “religiosa” (es decir, no estar comprometida con una religión hegemónica y monoteísta tradicional) son factores que pueden indicar que una persona tiene posturas más progresistas frente a los derechos de las personas LGTB, y que los hombres mayores de cincuenta son los más machistas (de hecho, el 75 % dijo que no debía enseñarse sobre violencias de género en los colegios).
Durante años, el caballito de batalla de los grupos antiderechos que buscan hacer incidencia legislativa ha sido el pánico moral que genera el invento de la “ideología de género”, que capitaliza los sentimientos de homofobia, bifobia y transfobia en la sociedad para la movilización política. Esa fue una estrategia que les funcionó muy bien en el 2016 con la promoción del “no” al referendo de los acuerdos de paz, pero, ocho años después, vemos que la sociedad colombiana está cambiando y para bien. Falta mucho, pero los resultados de esta encuesta son esperanzadores, hablan de mayor tolerancia y flexibilidad en las familias y esto es una piedra angular para poder erradicar la discriminación. Que esta sea una oportunidad para tener conversaciones más abiertas en las familias que ayuden a desestigmatizar y a priorizar y construir vínculos filiales que cuiden y protejan en vez de silenciar y aislar.