De lejos y desde la burbuja progre, parecería que la coronación del rey Carlos III fue un evento menor e intrascendente, anacrónico, un recuerdo del pasado. La última coronación inglesa fue en 1953, hace setenta años, y en ese entonces la ilusión de la monarquía estaba tan cuestionada como hoy, y una de las primeras misiones de la reina Isabel fue tratar de restaurar su valor simbólico (y económico). Pero mientras la reina era una joven que podía llegar a dar la impresión de representar el cambio o la esperanza, Carlos llega al trono con más de setenta años, y con una mala imagen internacional por haberle sido infiel a Diana de...
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