Presidenta


El domingo México decidió que Claudia Sheinbaum será su próxima presidenta, la primera mujer presidenta de América del Norte. Esto es emocionante, porque es el resultado de las luchas de los movimientos feministas, de las reformas políticas, de la implementación real de la paridad en cargos públicos. Sheinbaum, además, representa un proyecto de izquierda, su elección va en contra de las tendencias de la región, en donde gobiernos autoritarios, libertarios y anti-derechos (especialmente anti-derechos de género y derechos sexuales y reproductivos) se están montando al poder. ¿Cómo logró hacerlo, y además ser la presidenta más votada de la historia de México?

En parte fue gracias a AMLO, quien la ungió como su sucesora por su lealtad al partido, y también porque era estratégico lanzar a una mujer. Sheinbaum es capaz e inteligente, tiene mucha experiencia en lo público y entiende a la perfección los intríngulis del movimiento. Sus detractores han cuestionado su independencia del presidente y su “falta de personalidad” pero, a juzgar por lo mal que nos ha ido en toda la región votando por grandes personalidades, esa puede ser una de sus mayores virtudes. A diferencia de Petro, desde el primer minuto en que AMLO subió al poder empezó a planear cómo darle continuidad a su proyecto, y por eso esta elección, desde hace muchos meses, se sentía cantada. Morena tiene una maquinaria y un trabajo en territorio que se basa en el modelo priista, que es indispensable para ganar en un país que no se mueve por el voto de opinión. También fortaleció el Estado de bienestar, aumentó el salario mínimo y se fortaleció el peso mexicano, las clases populares sintieron el cambio y por eso reeligieron al partido (aunque la oposición condescendientemente insista en que votaron por ignorancia).

Y es que en la oposición no había un hueso con qué hacer un caldo. Xóchitl Gálvez, la candidata de la coalición de los dos partidos más desprestigiados de México, el Pri y el Pan, solo empezó a figurar porque AMLO la antagonizaba en La Mañanera, y como su popularidad era prestada, decayó en el minuto en que el presidente dejó de mencionarla. El Prian perdió en estas elecciones las gubernaturas de todos los estados menos Guanajuato, en donde ganó por un mínimo margen. Jorge Álvarez Máynez, de Movimiento Ciudadano, le apostó al voto de opinión y de les jóvenes, regurgitando ideas para políticas públicas que son populares en TikTok pero, aunque sus mensajes progresistas era atractivos, no estaban respaldados por trabajo, ni por un plan, y aunque su partido puede crecer como opción alternativa en el próximo sexenio, en estas elecciones apenas llegaron al 10 % de los votos.

Pero la presidenta, como es de esperarse, no es perfecta. Cuando tuvo a su cargo la CDMX reprimió las marchas feministas y se acercó a Terfas, que incorporó al gobierno para que hicieran política pública. La izquierda de AMLO no ha puesto en el centro la protección y garantía de los derechos humanos, y si Sheinbaum continua con ese enfoque, será dificil decir que la primera presidenta tiene una agenda feminista.

Continuará con la militarización, y probablemente mantendrá las políticas migratorias que exige EE. UU. En el último sexenio los cárteles del narcotráfico diversificaron sus negocios hacia la trata de personas, el tráfico de armas, la extorsión y el cobro de vacunas, se convirtieron en grandes corporaciones del capitalismo tardío, y por eso estas fueron unas elecciones tan violentas, dejando más de 20 candidatos y candidatas asesinados. Sheinbaum tendrá que enfrentarse a esto con menos carisma y, sobre todo, con menos presupuesto, pero con más poder que su antecesor pues Morena no solo arrasó con las gobernaciones: también tiene mayorías en el Congreso. En todo caso, su elección ya es histórica y está por verse qué pasará cuando un país tan machista como México tenga su primer sexenio con presidenta.