#ViejasVerdes

Mientras escribo esta columna, la magistrada Cristina Pardo presenta ante la sala plena de la Corte Constitucional una ponencia infame que busca limitar por semanas las tres causales bajo las cuales las mujeres de Colombia pueden acceder al derecho al aborto. Si bien se rumora que la ponencia no pasará hoy, este no es más que el primero de los embates que veremos en contra del derecho al aborto (que las colombianas tenemos desde hace 12 años), que serán constantes a lo largo de este Gobierno. La situación actual es un llamado a despertarnos y a movilizarnos, a entender que si no defendemos activamente nuestros derechos sexuales y reproductivos es muy probable que los perdamos.

En el marco de esta amenaza creamos el colectivo #ViejasVerdes, que busca promover conversaciones cotidianas sobre las experiencias buenas y malas de las mujeres, y difundir información clara, veraz y oportuna sobre este derecho. La idea es que las mujeres que estamos a favor del derecho a decidir en Colombia empecemos a usar el color verde en el cotidiano para identificarnos, para saber que no estamos solas, y que además empecemos a hablar del aborto llamándolo por su nombre, pues estamos seguras de que hay muchas mujeres que coinciden con nosotras, pero no se atreven a decirlo en voz alta porque el costo social de mencionar un tema tabú es muy alto. Si las mujeres que podemos hacerlo hablamos en voz alta sobre aborto estamos contribuyendo a bajar el costo social de tocar el tema y ayudará a sacar esas experiencias de aborto, que hacen parte innegable de la vida de las mujeres, niñas y cuerpos gestantes, del doloroso clóset de guardar un secreto que no debería ser vergonzante.

Este año, un proyecto de ley que legalizaría el aborto en Argentina generó una conversación nacional que movió al mundo entero. La ley no pasó, pero los movimientos feministas resultaron fortalecidos por la movilización. Aun así, unos días después de que se diera este debate una mujer murió por un aborto inseguro realizado con un ramo de perejil. Imaginemos por un momento cómo eran las circunstancias de vida de esta mujer a quien el debate del aborto no le llegó, imaginemos lo sola que estaba, no tuvo una amiga, una colega a quien le pudiera decir que necesitaba abortar y que le diera la información necesaria para practicarse un aborto seguro. Este es un ejemplo de cómo la soledad y la desinformación también matan.

Por eso, con #ViejasVerdes también buscamos crear canales para transmitir información veraz y oportuna. Desde siempre las mujeres nos hemos contado entre nosotras cómo cuidar nuestra salud sexual y reproductiva; seguir haciéndolo es un acto de resistencia, ser amigas, tejer redes, ser solidarias es un acto político. Cuando una de nosotras defiende en voz alta el derecho al aborto, otras mujeres escuchan; mujeres que quizás en un momento de sus vidas necesitarán contarle a alguien que quieren abortar y no saben a dónde ir. Por eso, el sencillo gesto de hablar del aborto públicamente puede salvar la vida de las mujeres a nuestro alrededor.

Las #ViejasVerdes vamos a tener conversaciones sobre aborto sin miedo y sin pena, porque es algo que nos pasa, algo que atraviesa nuestra experiencia de ser personas con cuerpos gestantes. Independientemente de lo que pase en la Corte Constitucional, las mujeres vamos a diseñar estrategias para seguir garantizándonos el acceso a este derecho, como lo hemos hecho desde siempre. Solo que, ahora, cada vez vamos a estar más unidas, más organizadas, más amigas, hasta que los fallos anacrónicos que intentan imponernos no tendrán efecto sobre nuestros derechos.

@Catalinapordios #ViejasVerdes