Un nuevo candidato demócrata ha tomado por sorpresa a Nueva York, ganando las primarias para la Alcaldía con un apoyo abrumador, y con grandes posibilidades de ganar la ciudad en noviembre. Lo sorprendente, además de su gran aceptación, es que es el candidato más inverosímil posible, en un país como Estados Unidos. Mamdani nació en Kampala, Uganda, y se mudó a Nueva York a los siete años. Su esposa es una joven artista e ilustradora siria. Sus padres son migrantes que estudiaron en Harvard; su madre Mira Nair, es india y es una reconocida cineasta; y su padre, es el querido profesor ugandés Mahmood Mamdani, de la facultad de antropología de Columbia, reconocido por su trabajo sobre el impacto del colonialismo y la posibilidad de construir sociedades justas, democráticas y poscoloniales. Es musulmán y socialista. Se ha manifestado de forma consistente en contra del genocidio en Palestina (en la universidad fundó un grupo de “Estudiantes por la Justicia en Palestina”), y ha dicho que, si Netanyahu llegase a Nueva York durante su mandato, lo arrestará siguiendo la orden de la Corte Penal Internacional.
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Luego de que Nueva York diera un vertiginoso giro hacia Trump en las elecciones presidenciales de 2024, Mamdani salió a hacer “escucha activa”, desde un género que siempre ha sido muy popular en TikTok: salir a darle el micrófono a la gente. Descubrió algo que todo el mundo sabe, pero que el Partido Demócrata no parece tomarse en serio: que la gente está molesta y angustiada porque la plata no alcanza, la clase media está desapareciendo y las condiciones de vida van en picada. Esto es cierto para Nueva York, una de las ciudades más caras que existen, pero también para el mundo entero: en la crisis del capitalismo tardío a nadie le alcanza para nada, salvo a los millonarios y billonarios. “Podemos ganar votantes que habíamos perdido si les damos algo para votar a favor y no en contra”, explicó Mamdani esta semana, reflexionando sobre su victoria en un video, atribuyéndola a querer construir “un Partido Demócrata que pone a las personas trabajadoras primero”.
Concretamente, Mamdani quiere ponerle más impuestos a los barrios más ricos y blancos de la ciudad, subir el salario mínimo, congelar las rentas y ofrecer guarderías totalmente subsidiadas por el Estado. Su triunfo en las primarias demócratas para la alcaldía de Nueva York ha descolocado tanto a los Republicanos que Trump ha empezado a amenazar con arrestarlo, quitarle la ciudadanía y deportarlo. También ha conmocionado a los demócratas, que en los últimos años no han sido capaces de mejorar las condiciones de vida de la clase trabajadora, ni siquiera de hacerles promesas atractivas, porque le siguen teniendo miedo a retar al statu quo y le deben mucho a las corporaciones y los millonarios.
Mamdani tiene dos cosas difíciles de replicar: un inmenso carisma para redes sociales, y un contrincante impopular, corrupto y con denuncias por acoso sexual. Sus mayores obstáculos son quizás su inexperiencia y que Nueva York está precisamente lleno de esos billonarios a los que les quiere subir los impuestos. Pero la victoria de Mamdani (como la de Trump) muestra que el electorado quiere a un outsider magnético que le prometa una solución a su principal problema: la precariedad de la vida. Y más importante: puede ser una señal de que la salida no está en moderar el progresismo, sino en dejar la tibieza.