En junio del año pasado, el reportaje “Ocho denuncias de acoso y abuso sexual contra Ciro Guerra” hizo hablar de un #MeToo colombiano. Hoy el debate es otro: el acoso judicial al periodismo. En lugar de ofrecer su testimonio y clarificar los hechos, Guerra optó por la vía judicial. Y lo hizo, como se dice, con todos los juguetes: una denuncia penal, una demanda civil y una tutela, que retiró y luego volvió a interponer. Hoy, las periodistas Catalina Ruiz-Navarro y Matilde de los Milagros Londoño se enfrentan, por un lado, a una demanda de reparación por un millón de dólares —sí, la cifra es tan extravagante como correcta—....
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