Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Finlandia, el país que se ubica siempre en los primeros puestos de los ránquines escolares, está reformando su educación con un revolucionario método de aprendizaje.
Con el fin de formar estudiantes para el “futuro”, los finlandeses han propuesto terminar con las asignaturas y, en cambio, estudiar eventos, situaciones o temas. La propuesta, según el diario The Independent, ha tenido sus detractores. Los profesores acostumbrados al método antiguo temen que se pierda el foco y se le termine dando mucha importancia a la práctica, dejando de lado la teoría. Pero, ¿qué tan acertada y efectiva es la propuesta de los finlandeses? ¿Implica esto omitir los saberes específicos por completo? ¿Sería viable una propuesta así en un país como Colombia?
Mientras la educación básica y superior en muchos países tiende a la subespecialización, Finlandia va en dirección contraria. Algunos colegios en Colombia, por ejemplo, buscan que desde el bachillerato el estudiante se enfoque en un área de formación (ciencias básicas, artes, ciencias sociales, etc.) con el fin de orientar las asignaturas al campo de estudio escogido. Con esto se pretende que los jóvenes salgan con mejores bases para la carrera que quiere seguir y así puedan continuar su proceso de hiperespecialización. El problema con la extrema especialización, dicen los críticos, es que el estudiante se siente limitado y determinado a una profesión específica. El mundo globalizado se piensa y se vive distinto. Pensar en fenómenos y en problemas permite relacionar un campo de estudio con otros.
Sin embargo, esto no quiere decir que las asignaturas o las especialidades sean malas en sí. Las materias tradicionales como los eventos o las situaciones propuestas por los finlandeses dependen de unas categorías que imponen tanto el currículo como el profesor. El problema no es con aprender física o historia, sino con asumir estas materias en un sentido objetivo y absoluto que no permite hacer relaciones o interpretaciones desde otros saberes. Así pues, si queremos hacer cambios pequeños en la educación básica colombiana es necesario que tanto profesores como instituciones piensen las asignaturas desde problemas y fenómenos contemporáneos.
