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El pecado de compartir los baños

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Catalina Uribe Rincón
13 de abril de 2016 - 07:57 p. m.
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Los baños y la limpieza han tenido siempre una connotación tanto práctica como moral.

Para los griegos y los romanos, por ejemplo, los baños tenían un sentido purificador y estaban directamente relacionados con la higiene. De hecho tal término está conectado con la diosa griega Higia quien se encargaba de proteger la salud y la sanidad. A esta diosa se le ha representado tradicionalmente como una mujer joven quien en una mano lleva una serpiente que bebe de una copa, símbolo del poder curador.

Después de un tiempo el baño se empezó a asociar con la obscenidad y la suciedad. Al mismo tiempo que inquisidores acusaban a los baños de propiciar encuentros amorosos y obscenos, los médicos acusaban al agua de perpetuar y propagar enfermedades. De hecho, en el siglo XVI, debido a su sospechosa moralidad y utilidad, el rey Carlos IX de Francia prohibió los baños públicos.

Por más arcaico que suene, la preocupación por lo que ocurre en los baños siguió siendo utilizado como argumento para decidir políticas públicas. En EE. UU. la mayor inquietud cuando se discutía si las mujeres debían tener acceso a la universidad era qué baños iban a utilizar y si debían ser mixtos o no. Más adelante, cuando se debatieron los derechos civiles para los negros, nuevamente se cuestionó el hecho de que éstos pudiesen compartir el baño con los blancos.

Ahora en el mundo se está debatiendo si las personas trans pueden utilizar el baño de su identidad de género. ¿Qué tendrá ese lugar entre privado y público que por algún motivo mórbido nos preocupa y nos fascina? Nuestra obsesión con los baños es tan interesante como descabellada. Las personas tienen que bañarse e ir al baño, eso es lo único natural y esencial. Lo demás es convención. Y, bueno, las convenciones tienen que ajustarse cuando los tiempos lo hacen. Es hora de que nos vayamos haciendo a la idea de que los baños deben ser abiertos a todos y no pueden seguir divididos según los prejuicios de cada época.

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