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Hace un mes salió al aire Leaving Neverland (Dejando Neverland), un documental que presenta los testimonios de dos hombres que narran cómo Michael Jackson abusó de ellos cuando pequeños. El video ha causado revuelo no precisamente por tratarse del rey del pop, sino por la impactante representación de las víctimas. Allí se ilustra lo que significa ser abusado por años, y se entiende por qué a veces se requiere mucho tiempo para poder denunciarlo. Además, hace evidente algo que pocos se atreven a sostener: el abuso infantil a veces se vale del amor y la seducción.
Después del lanzamiento de Leaving Neverland la presentadora de televisión Oprah Winfrey, quien hace unos años hizo público que ella también fue abusada cuando pequeña, invitó a los protagonistas y al director a hablar del tema. Lo hizo con la conciencia de que todos, incluida ella, iban a ser fuertemente atacados por quienes se niegan a creer que su ídolo musical pudiera ser pedófilo, y por todos aquellos que asumen a las víctimas como culpables.
Oprah no invitó a los Jackson a su programa. Tampoco aparecieron en Leaving Neverland. Cuando Oprah le preguntó al director del documental por qué no incluyó a los Jackson para dar la otra versión, él respondió: “Esto es una película sobre lo que les ocurrió a las víctimas. Nadie de la familia Jackson disputa el hecho de que Michael durmiera por muchas noches con niños. ¿Cuál es entonces el valor periodístico de entrevistar a alguien que diga: ‘Michael es una excelente persona y no le haría eso a ningún niño’?”.
Reed aborda una pregunta fundamental del periodismo: ¿cómo se hace para conocer la verdad de una historia? Durante los debates previos al brexit, por ejemplo, los periodistas ingleses invitaban a un nobel de Economía para hablar juiciosamente del desastre económico que podría representar salirse de la Unión Europea, y le daban el mismo tiempo al aire a algún político chillón que sólo repetía slogans. ¿Hicieron la tarea de informar a su audiencia?
El maniqueísmo periodístico hace que la mayoría de los programas de discusión y entrevista busquen llevar a los “dos polos” de la noticia. Pero la objetividad no es tan fácil. Hay historias que tienen más de dos lados y hay otras, como en el caso de Leaving Neverland, cuyo ángulo establece los lados según la verdad que quiere narrar. Qué ángulo elegir necesita criterio.
