Publicidad

Fiestas y comida

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
Catalina Uribe Rincón
18 de diciembre de 2021 - 05:10 a. m.
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

Durante las fiestas de fin de año siempre se me viene a la cabeza la primera vez que mi amigo Nicholas visitó España. Cuenta él que recién llegado a Albarracín entró a un restaurante y preguntó si ofrecían platos vegetarianos. El mesero entró a la cocina y salió con una sonrisa: “Claro que sí, tenemos una opción, siga”. A los pocos minutos le llegó un plato con un pedazo de queso y unos espárragos. Mientras descifraba si lo que pasaba era una broma, el mesero añadió: “¿Podemos tomarle una foto junto a su plato? Queremos poner en nuestra página web que ofrecemos opciones vegetarianas”.

Aunque son cada vez más las personas con algún tipo de preferencia o restricción alimentaria, las prácticas culturales de algunos países se adaptan con parquedad. Italia, pese a su extraordinaria cultura gastronómica y sus maravillosos cultivos de frutas y vegetales, también ha sido resistente al cambio. La semana pasada la escritora y bloguera Geraldine DeRuiter escribió una fuerte crítica sobre el restaurante Bros en la ciudad de Lecce. DeRuiter contó cómo el restaurante, de una estrella Michelin, optó por no servir tres de los platos de su menú de degustación a un comensal que tenía alergias y cómo con otro cometieron un error y de hecho le ocasionaron una reacción alérgica.

En Colombia son todavía pocos los restaurantes vegetarianos o los que ofrecen varias alternativas vegetarianas. Menos común aún es encontrar lugares para comer sin gluten o en los que se pregunte de antemano si se tiene algún tipo de alergia. Las cosas han mejorado, claro, pero, como en España e Italia, con algo de parsimonia. Quizá el lío es ser países católicos o quizá es ser predominantemente los mismos con los mismos. De una manera u otra, no estamos acomodándonos en la mesa para darle espacio a la diversidad de individualidades. Es todavía la excepción que los anfitriones estén pendientes de las dietas de sus invitados y aún se considera “una molestia” que alguien coma distinto.

Las restricciones alimenticias son diversas. Algunas son escogidas, como el vegetarianismo, el veganismo o la dieta paleo. Otras son inevitables debido a condiciones de salud, como la intolerancia a la lactosa, diabetes, enfermedad celiaca o algún otro tipo de alergia. Respetar lo que quieren o pueden comer los demás es un principio de cuidado a la individualidad. Mientras en Estados Unidos hay cientos de artículos de cómo atender a sus invitados en estas festividades sin que ninguno de ellos se sienta incómodo o diferente por sus restricciones, acá ni se pregunta por ellas. Y cuando alguien declina cordialmente un ofrecimiento, lo que hay no es una aceptación sino un interrogatorio exhortativo: “¿Por qué no está tomando trago?”, “venga, venga, una probadita”, “una vez al año no hace daño”.

Con todos los problemas que vemos a diario, hablar sobre restricciones alimentarias suena como un asunto casi caprichoso. Pero deja de serlo cuando entendemos que se trata de algo fundamental en la vida de otros. Además, es de las pocas cosas que mejoran el mundo sin mucho esfuerzo y con un poco de atención. Cambiar las costumbres no es fácil, pero esta en particular solo requiere de algo de voluntad.

Conoce más

 

Carlos(35243)19 de diciembre de 2021 - 08:14 p. m.
Salvó cuestiones médicas, alergias, etc, no salgan a molestar e incomodar a los demás, dañando las reuniones con tantos caprichos. Si eres Vegano podemos ir a un restaurante de ese tipo, no pretendas que te den un plato de vegetales en un rodizio
Diego(p9964)19 de diciembre de 2021 - 01:44 a. m.
Lo mejor es no invitar a nadie. Se ahorra que alguno se ponga sensible al ver su insensibilidad ante sus condiciones médicas/caprichos/gustos y el posterior malestar.
  • Carlos(35243)19 de diciembre de 2021 - 08:15 p. m.
    Ok
Igor(19369)18 de diciembre de 2021 - 11:51 p. m.
Mejor dicho, buñuelos de harina de arracacha, con natilla de leche de búfala.
PEDRO(90741)18 de diciembre de 2021 - 10:26 p. m.
Cuenta regresiva: faltan 232 días para que termine este desgobierno. Piense su voto en las próximas elecciones para congreso. Hay que sacar de ahí a tanto inepto, corrupto y ladrón.
Alberto(3788)18 de diciembre de 2021 - 09:26 p. m.
Muy buena, de acuerdo.
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.