La atracción por el lujo

Las imágenes, en su mayoría, aparecen en Instagram, que con cerca de 300 millones de usuarios mensuales ha incluso originado lo que se conoce como Instafama o la condición de tener muchos seguidores.

 

Uno de los casos más famosos es el de Dan Bilzerian, quien publica semanalmente fotos de sus fiestas, mujeres y armas a sus 8.6 millones de seguidores. Bilzerian, “el rey de Instagram”,  potencializó su fama cuando lanzó a una actriz porno a la piscina desde el techo de su casa rompiéndole uno de sus pies. Hay casos también como el de Kane Lim, un joven de 22 años de Singapur quien logró el estrellato con imágenes de sus enormes y costosas colecciones de zapatos, ropa y joyas.

 

El amor por el lujo y sus distintas representaciones ha existido siempre. Según Alice Marwick los usuarios dan “like” a aquello que encuentran “aspiracional”, esto es, a aquello que desean tener pero que usualmente no pueden. Al parecer, los jóvenes encuentran “aspiracional” el estilo de vida de los ricos y famosos. La Instafama, añade Marwick,  no es igualitaria sino que refuerza una jerarquía de fama existente en la cual la iconografía de la riqueza, la belleza y las conexiones se reinscriben en un medio digital visual. 

 

Y este es el punto que quería resaltar. Ciertas aplicaciones habían prometido un cambio. Quienes creían en el complot de la sociedad del espectáculo pensaron que por medio de las redes sociales las audiencias no iban a estar sometidas al contenido de los medios tradicionales y a su mundo de “los famosos”. Sin embargo, las aplicaciones como Instagram no han cambiado sino reforzado ese mundo desde la intimidad. El fetiche por el lujo y el morbo por lo excéntrico son más parte de nosotros de lo que a veces estamos dispuestos a confesar.