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La hora Petro

Catalina Uribe Rincón
01 de octubre de 2022 - 05:30 a. m.

Petro ha cogido fama de impuntual. Empezó dejando plantados a más de 400 alcaldes del país, quienes lo esperaron por alrededor de seis horas para hablar sobre el Plan de Desarrollo. El presidente nunca llegó. En Cartagena, hizo esperar por más de cinco horas a los empresarios en el evento de la ANDI. Unos días después no llegó al reconocimiento de las tropas armadas y también incumplió en la inauguración del Congreso Nacional de la Confederación de Cooperativas. Recientemente, aunque Petro se excusó diciendo que no tenía ninguna cita, llegó tarde a la cena que se organizó en el marco de la Asamblea General de la ONU.

Petro no es el único mandatario conocido por su impuntualidad. En 1993 se hizo famosa la “hora Clinton” que se traducía en 15 minutos más tarde que la hora real. La impuntualidad del entonces presidente estadounidense se había vuelto tan famosa que los periodistas y líderes políticos acuñaron la frase. En un encuentro de la OTAN puso a esperar a sus colegas media hora. En otra ocasión dejó al rey Juan Carlos y a la reina Sofía esperando por 25 minutos. A la reina de Jordania la hizo esperar 20 y al presidente de la Corte Suprema, William H. Rehnquist, le llegó 45 minutos después de la cita. A los periodistas casi siempre los hacía esperar y en ocasiones causaba la cancelación de vuelos y hoteles.

Psiquiatras y psicólogos salieron a explicar las posibles razones para este retraso crónico. “Hay una gran diferencia entre una persona que ocasionalmente llega tarde y una persona que habitualmente lo hace y además tiene una serie de excusas”, dijo en su momento para The Baltimore Sun el profesor de psiquiatría Roderic Gorney. Para Gorney, el comportamiento puede tener causas conscientes o inconscientes y usualmente oculta otros problemas mayores. Puede ser miedo a las multitudes, rechazo, resentimiento o resistencia a la autoridad. Usualmente, añade, es un comportamiento aprendido. Para el psiquiatra William Power, quien también habló para The Baltimore Sun, la tardanza se basa en la necesidad de atención o reconocimiento.

La representación de grandeza no es únicamente de dominio psiquiátrico. La retórica pública también tiene su lugar para las llegadas tardes. En algunas cortes judiciales está la práctica de que los jueces entran de últimas mientras los asistentes se ponen de pie. En la monarquía británica sucede lo mismo. La película Spencer, de Pablo Larraín, muestra los altercados entre la reina Isabel II con Diana de Gales porque en algunas ocasiones la princesa le quitaba la estrella a la reina y llegaba después. La idea de base es que las personas importantes no esperan, sino que hacen esperar. Una variedad preventiva del “usted no sabe quién soy yo”.

También está la posibilidad de que Petro llegue tarde simplemente porque es un caos. Y acá el asunto de la imagen se complica más. Una capacidad básica de la administración es el manejo del tiempo. Tardanzas crónicas indican desorden crónico. El oficio de la cabeza del Ejecutivo es la administración nacional. Las tardanzas del presidente están enviando una muy mala señal. En especial, cuando las noticias nacionales están cubiertas por una agenda legislativa tan ambiciosa como desarticulada. El Gobierno Petro está en orden por parches, pero seguimos sin saber cómo se van a engranar esos parches en un plan nacional. A veces pareciera que la administración busca con más ansias titulares que resultados.

La última posibilidad es que Petro tenga un problema de salud, algo que se rumora desde hace un tiempo, pero de lo cual no hay noticia clara. Quizá la razón de sus tardanzas sea una combinación de todo lo anterior: un ego desbordado, una necesidad desmedida de reconocimiento, una falta radical de organización y alguna limitación de salud. Sobra decir que no es un problema estar enfermo, pero sí sería una falta de honestidad ocultarlo. El Estado no es él, somos todos. Y, bueno, una forma básica de establecer una relación con todos es cumplir. Cumplir con el tiempo de la gente, cumplir con las propuestas de gobierno y cumplir con las promesas que le hizo a su equipo.

 

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