Las noticias falsas del ministro de Defensa y otras negligencias

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Catalina Uribe Rincón
04 de julio de 2019 - 06:00 a. m.
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A raíz de la propagación de noticias falsas y de su efecto para la democracia, las grandes compañías han optado por prevenirlas. Facebook, por ejemplo, está ensayando un algoritmo para identificar publicaciones con información extraña que envía a organizaciones encargadas de corroborar la veracidad de los contenidos. Si la publicación resulta ser falsa, Facebook se lo hace saber al usuario. Además, si alguien intenta postear algo que el sistema sospecha que es falso, se genera una advertencia. Según Facebook, en lo que va de sus pruebas, la transmisión de falsedades se ha disminuido en un 80 %.

Empresas más focalizadas también han conseguido resultados satisfactorios. Como lo recoge Jonathan Rauch en The Atlantic, hay sistemas que han logrado monitorear en tiempo real las intervenciones de los políticos. Por ejemplo, cuando el presidente Trump afirmó que “en los últimos dos años, nuestros valientes oficiales de ICE realizaron 266.000 arrestos de extranjeros criminales”, el sistema a los pocos segundos arrojó: “infla los números”. Sobre una afirmación acerca de mejoras en seguridad tras la construcción de un nuevo muro en El Paso, en la pantalla se leía: “conclusión: falsa”.

Mentir y propagar información ilusoria, como lo afirma Rauch, es rápido, barato y chistoso. Mientras que identificar información errada y desmentirla es lento, caro y aburrido. No en vano los políticos se han convertido en los principales focos de mentiras. Me pregunto: ¿qué arrojaría un sistema serio de verificación de datos con la afirmación del ministro de Defensa, Guillermo Botero, cuando dijo que los hurtos en Puerto Carreño se concentran en “el robo de ropa que está siendo extendida en unas cuerdas para su secado”? Tal vez para los políticos colombianos habría que crear nuevos tipos de respuesta: “conclusión grotesca”, “afirmación ridícula”, “charlatán”, o hasta “se la fumó verde”.

Pero ahí está el punto, lo que más preocupa de que los colombianos lean cada vez menos los periódicos, con información editada, verificada y contextualizada, es que accedan a lo que dicen los políticos en vivo y en directo sin matices ni verificaciones. Los seres humanos no somos tan buenos detectando mentiras como creemos que lo somos. Por algo generamos procedimientos y sistemas que nos ayuden en la tarea. La afirmación de Botero es abiertamente negligente, pero más de una vez nuestros políticos nos han colado gato por liebre. Nos vendría bien la ayuda de los nuevos sistemas.

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