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Los hombres que les pegan a las mujeres

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Catalina Uribe Rincón
18 de septiembre de 2014 - 02:51 a. m.
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Esta semana han sido noticia en Estados Unidos las denuncias de violencia doméstica interpuestas en contra de reconocidos jugadores de la NFL (liga nacional de fútbol americano).

El escándalo se desató tras la decisión de R. Godells, uno de los comisionados de la liga, de suspender indefinidamente al jugador Ray Rice después de que se divulgara un video en el que dejaba inconsciente a su esposa de un puñetazo.

El debate se centró en dos asuntos: en los códigos sobre violencia doméstica de las distintas ligas deportivas y, sobre todo, en la actitud de Janay Rice, esposa del jugador y quien a pesar del maltrato que había recibido cuando eran novios decidió casarse con él. ¿Qué tipo de persona decide someterse a semejante situación?, se preguntaron los medios. Quien necesita ayuda psicológica, se sugirió, es la víctima, que es incapaz de alejarse de su agresor.

Estos juicios son muy comunes también en Colombia. Cuando se presenta un caso de violencia de cualquier tipo, inmediatamente se procede a reprochar al agresor y a buscar auxilio para la víctima. Nunca se sugiere ayuda para los victimarios. En el debate de la semana pasada sobre el suicidio de Sergio Urrego se habló mucho del tipo de ayuda que deben buscar quienes se sientan discriminados por su condición sexual y se tachó de malos e inhumanos tanto al colegio como a los padres de su novio.

El problema con esto, como lo sugiere en su blog la artista Lacy M. Johnson, es que la opinión pública deshumaniza a los victimarios tachándolos de “monstruos” y por lo mismo es incapaz de solucionar el problema. No es natural rechazar y herir al otro. Hay que estar psicológicamente muy descompensado o moralmente muy inmaduro para incurrir en tratos crueles. Los agresores, por lo general, no nacen sino que se hacen. Hay que pensar, también, cómo dejamos de producirlos y cómo corregimos a los que ya tenemos.

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