Mariana y Nairo: del periodismo al marketing político

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Catalina Uribe Rincón
27 de abril de 2017 - 03:00 a. m.
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La filtración del audio con las afirmaciones de Mariana Pajón sobre Nairo Quintana llama la atención, no tanto sobre la Federación de Ciclismo, sino sobre los objetivos del periodismo en Colombia. El despliegue que se le dio a la noticia, al menos en primera instancia, cayó nuevamente en las perversas dinámicas del sensacionalismo y la inmediatez. Varios medios se enfocaron en los rumores de pasillo de quién dijo qué dejando de lado lo que “en teoría” debería ser lo noticioso.

No sólo se reprodujo el audio sin contexto, con titulares sensacionalistas del estilo, “Nairo que se ponga a pedalear: Mariana Pajón”, o “Guerra entre Mariana Pajón y Nairo Quintana”, sino que se criticó a la bicicrossista por su falta de solidaridad con el ciclismo y por haber nacido en “cuna de oro”. ¿Qué de noticioso hay en esto? ¿Qué información relevante le otorga este tipo de reflexiones a los ciudadanos? ¿No era necesario preguntarse antes que todo cuáles serían las intenciones de la Federación Colombiana de Ciclismo para permitir la filtración del audio?

Otros medios se enfocaron en la imagen de Mariana. Hablaron de cómo esto la perjudicaba, de cómo debió cuidar sus palabras, hubo especulaciones sobre el rol de su papá, con narrativas al mejor estilo de “teorías del complot”, y hasta sacaron una foto de la deportista con el expresidiario Popeye. Pero, ¿es acaso rol del periodismo preocuparse por la imagen de las celebridades? ¿No se dan cuenta que al hacer eco de las llamadas “polémicas” se desvía la atención, y se le sigue el juego a quienes de verdad se valen de los medios para construir su imagen? ¿Estamos, acaso, pasando del periodismo investigativo al marketing político?

Entre los roles más básicos del periodismo está el de informar con una pretensión de verdad sobre temas de interés nacional. El problema es que interés nacional se está traduciendo como “polémica atractiva”, o “chisme que despierte el morbo del espectador”. Tenemos, al parecer, un nuevo ciclo del periodismo en la era de la inmediatez digital: la noticia se saca sin contexto y con morbo, se desvía la atención, se hace una autorreflexión sobre el manejo que se le dio a la información y, al final, sí se escribe la noticia como debía ser en principio. ¿Por qué no empezar de una vez por el último paso?

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