Natalia Ponce de León y los símbolos de la memoria

Hace unos días Natalia Ponce de sbqa recibió el premio Outlook Inspirations.

El galardón, otorgado por la BBC, reconoce vidas inspiradoras y llenas de coraje. Los jurados premiaron a Natalia por su lucha a favor de las personas quemadas con ácido, al igual que por su inmensa fortaleza. Ella siguió adelante con su vida, se metió de lleno en la campaña para hacer visible la crítica situación de esos ataques y ayudó a sacar adelante la ley que endurece las penas contra este atroz crimen.

Me ha llamado la atención que cada vez que Ponce de León es noticia, no sólo se oye el eco de un inmenso apoyo por parte de quienes, como yo, aplaudimos y admiramos sus acciones, sino que también aparecen aquellos que critican la visibilidad e importancia de su historia debido a su “clase social”. Algunos de los comentarios con respecto al premio aseguran que este debía ser para “todas las víctimas con ácido” y no sólo para Natalia. Decían, además, que el hecho de que el premio se lo hayan otorgado a ella es una muestra más de su privilegio.

Sin embargo, ahora más que nunca, y cuando nos aproximamos a un cese del conflicto, debemos comenzar a entender cómo funcionan los símbolos y los distintos procesos de construcción de memoria. El premio a Natalia es icónico porque, si bien la reconoce a ella, también la trasciende. Natalia no es sólo una mujer que sufrió un ataque de ácido, sino un rostro de gran inspiración.

Su figura es icónica justamente por la forma como ella logró cambiar la narrativa de su historia y dejó de ser víctima para hacerse sobreviviente. Aunque el daño haya sido brutal, sus palabras lo cambiaron todo. Si queremos construir símbolos de memoria, tan emblemáticos como el que ha construido Natalia con su vida, debemos pensar en aquellas acciones que nos permiten recordar sin resentir. Hay que ver todo lo que fue, pero también todo lo que podemos llegar a ser.