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Nosotros y los otros

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Catalina Uribe Rincón
10 de julio de 2014 - 02:22 a. m.
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Estos son algunos de los acontecimientos mundiales más relevantes de la última semana: “Palestina contra Israel en la Franja de Gaza”, “Empresas estadounidenses no pagarán anticonceptivos alegando creencias religiosas”, “EE.UU. deportará a casi 52.000 menores provenientes de Centroamérica”, “Crisis en la Unión Europea por migrantes africanos”, “Alemania humilla a Brasil”.

A pesar de ser noticias muy diferentes, todas apelan a un discurso que se está instalando cada vez más en el imaginario colectivo: el de la radical división entre la idea del “nosotros” y la de los “otros”. Estos titulares no se reproducen únicamente de la manera en la que los acabo de listar. Los distintos medios y redes sociales les dan su tono particular: “Israelís asesinos”, “Dios triunfa sobre el abortista de Obama”, “Afuera emigrantes” o “La venganza de los colombo-alemanes”.

Grupos, países, creencias e ideologías divergentes han existido desde siempre. Hacen parte de nuestra identidad y definen lo que somos. Y, por lo mismo, definen también lo que no somos. Sin embargo, la definición por oposición no tiene por qué implicar rechazo y, mucho menos, el rechazo hostil que se ha venido apreciando. Tanto será esto así que el debate hoy ha comenzado a girar menos sobre qué es eso en lo que creemos, y más sobre la “actitud de creencia” o la manera en la cual creemos.

Así, no sólo se ha discutido la ley de deportaciones que pretende devolver a miles de niños centroamericanos a sus países de origen, sino lo innecesario que fue gritarles a los niños que “no se les quería, que se regresaran a casa”. De la misma manera, el debate no fue la Fifa y sus cuestionadas prácticas, sino que el presidente de un país exclamara que esta entidad está conformada por “una manga de hijos de puta”. ¿Realmente tiene sentido amenazar a Zúñiga de muerte? ¿O al caricaturista belga Pad’r? ¿Hasta qué punto controlar el tono es un mero asunto de cortesía?

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