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Petro siendo Petro

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Catalina Uribe Rincón
01 de febrero de 2025 - 05:05 a. m.
“La crisis diplomática con Estados Unidos es otro episodio de “Petro siendo Petro” y no de Petro siendo presidente”: Catalina Uribe
“La crisis diplomática con Estados Unidos es otro episodio de “Petro siendo Petro” y no de Petro siendo presidente”: Catalina Uribe
Foto: Cristian Garavito
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La crisis diplomática con Estados Unidos es otro episodio de “Petro siendo Petro” y no de Petro siendo presidente. Si leemos con cuidado sus publicaciones en X, cada trino olvida más al Estado y se vuelve más auto-referenciado. La publicación que hoy tiene como destacada lo dice todo: “A mí no me gusta… me pareció una pendejada… confieso que me gusta… alguien terco, ese soy yo, punto… muero en mi ley... no quiero… lo que quiero… yo levanto… no me asusta…”. Él, él, él, todo sobre él, lo que le molesta, lo que lo define, lo que lo inspira. Su ‘yo’ domina su discurso, línea por línea, como si su propia voz le bastara para gobernar.

Petro, y eso es lo que debemos reconocer, no está actuando como presidente, sino como Petro. Su amor por sí mismo es tan grande que desborda el cargo. En lugar de encajar en la figura institucional, desde la cual se supone que debe representar el interés nacional, lo que hace es rebasarla hasta deformarla. Si en serio le importara más gobernar al pueblo que adorar su propia imagen, ya habría cumplido su promesa de abandonar X en lugar de seguir enriqueciendo a Elon Musk con cada trino. Pero no, “espejito, espejito”.

Eso no significa que no tuviera razón al exigir un trato digno para los migrantes colombianos deportados desde Estados Unidos. Un presidente debe velar por sus ciudadanos, y la denuncia de violaciones a sus derechos es una causa legítima. Pero el problema es cuando cada acto parece más un montaje para engrandecer su figura que un ejercicio genuino de liderazgo. Cada crisis se convierte en una oportunidad para alimentar su narrativa personal en lugar de fortalecer la institucionalidad. Sea cual sea la causa, la historia termina en él.

El problema con esta hiperpersonalización es que va en contra de lo que implica asumir un cargo, una oficina. Los roles de poder tienen límites, estructuras y expectativas. Un médico, por ejemplo, puede querer no salvar la vida de un criminal, pero su profesión lo obliga. Un profesor puede no coincidir con la ideología de sus alumnos, pero no por eso puede dejar de educarlos. Un piloto que atraviesa una crisis existencial puede estar cansado de este mundo, pero no por eso puede estrellarse con todo y pasajeros. Los cargos son una suerte de identidad pública que se adhiere o, al menos, regula la privada.

En la presidencia, la figura personal debe contenerse dentro del cargo del primer mandatario. Iván Duque representaba lo contrario a Petro: era un presidente que se quedaba corto, que no llenaba el espacio, que le sobraba oficina. Su figura no alcanzaba a ocupar la presidencia, como un niño en los zapatos del padre. Petro, en cambio, la sobrepasa de manera grotesca, como un monstruo alienígena que crece sin control. No cabe dentro del marco del cargo porque no está dispuesto a contenerse dentro de él; a trabajar para otros, por el bien del todo.

Para Petro, solo existe él. Por eso, sus hijos se quedan sin criar, las reuniones sin atender, los horarios sin cumplir, las cuentas sin cuadrar y el territorio sin controlar. Tenemos un presidente que, al inflarse, tensiona hasta romper las estructuras del Estado: fractura la salud, desbarata Icetex, erosiona las relaciones internacionales y revienta la comunicación. Pero quizá su mayor daño es otro: el desgaste de la figura presidencial y, con ella, el desgaste de las instituciones. Su legado no será el de un golpe de Estado, sino el de un Estado desgarrado.

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Jose(79omw)03 de febrero de 2025 - 01:53 p. m.
Excelente columna Sra. Uribe, la primera vez que la leo, lo seguiré haciendo!
Gonzalo(2011)03 de febrero de 2025 - 12:50 p. m.
Que pluma tan precisa, que mente tan clara, que forma tan exacta para decir las cosas.
GUSTAVO(97014)02 de febrero de 2025 - 05:07 p. m.
Excelente columna, fiel retrato del megalómano que nos desgobierna.
Beatriz(31081)02 de febrero de 2025 - 02:15 p. m.
Lo ha retratado en su total dimensión, su ego y megalomanía pasan por encima de los intereses de la nación, se lleva por delante todo con tal de figurar.
Fernando(08496)02 de febrero de 2025 - 01:50 p. m.
Acertadísimo retrato de un presidente delirante, Catalina. Esta columna no tiene desperdicio. ¡Gracias!
  • Fernando(08496)02 de febrero de 2025 - 02:52 p. m.
    Esta columna se compagina divinamente con la de Mauricio Villegas de hoy, aquí mismo en la sección de opinión. Y con muchas más de hoy, en este y otros medios. Ya es coro esta polifonía que desmenuza el análisis sobre este caso sicológico (¿o sicópata?) que le toca padecer a todo un país.
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