La semana pasada, Saúl Cruz, subsecretario del Senado, decidió arrojarse contra la cámara de un periodista de Noticias Uno. Con su cara herida, denunció en la plenaria del Senado que había sido víctima de una agresión física. Una vez revelada la verdad, varios congresistas se disculparon con el equipo del noticiero. Sus disculpas eran necesarias pues fueron muchos los que se lanzaron a difamar al canal creyendo que era el camarógrafo quien había atacado al subsecretario. La más sonada fue la disculpa de José Obdulio Gaviria, quien pidió perdón al tiempo que embestía: “Asumí que era un hecho cierto porque me consta que ese noticiero es una escuela de agresiones morales”.
Dado el precario estado de la verdad hoy en el mundo, vale la pena pensar la artimaña de Cruz alrededor de la discusión contemporánea sobre las noticias falsas, o “fake news”. Al final del día, la forma como se esparcen las noticias falsas es muy semejante a lo que ocurrió en el Congreso. No solo se necesita un embustero como Cruz que se invente una falsa agresión, sino sobre todo quienes le crean ciegamente al acusador sin darle si quiera el beneficio de la duda al acusado. Unos, como José Obdulio, que de antemano detestan el canal, estaban predispuestos a regocijar de su caída. Creyeron que la supuesta agresión les había caído de perlas y aprovecharon el escándalo.
El gran lío que son las noticias falsas no es causa sólo de las redes sociales. Hay otro terreno que las alimenta y tiene que ver con la vocación a creer. Ya no se dice, por ejemplo “estoy de acuerdo con incrementar las emisiones de gases por x o y razón”, sino se dice en cambio “no creo que el medio ambiente esté amenazado.” El problema de privilegiar la fe sobre hechos y argumentos es que el beneficio de la duda es lo que nos ayuda a cambiar, y a cuestionarnos ideas y comportamientos que se dan por sentados. El lenguaje de la fe no es malo siempre. Es esencial para las cosas que no podemos conocer, o que sólo podemos conocer si creemos, como Dios. Sin embargo, tenemos que volver a cultivar la idea de que es importante conocer lo que podemos conocer, y dudar de lo que podemos dudar.